EL FUEGO DE LA GUERRA Y EL INSTINTO PRIMIGENIO

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Los días de la semana habían pasado tranquilos, aunque Dante no había salido mucho de la casa. Aún estaba de vacaciones y le quedaba semana y media más, semana que se suponía en la que se iba a ir de viaje, sin embargo, sabía que aquel viaje a Playa Luna con su padre ya no iba a poder ser. Dante solo se lo había pasado leyendo algunos de los libros que Peter había dejado en la casa, viendo la televisión, y tratar de pasar lo más desapercibido que se podía en el vecindario, dado que ya se veía actividad en una casa que se conocía como deshabitada por los vecinos. Dante los había visto a través de la ventana del piso superior por la tarde antes del atardecer cuchicheando en el parque con la mirada hacia su casa. El jueves había decidido sacar solo un poco del dinero que Peter le había heredado, el cual, al verlo en su cuenta de banco, casi se le sale un grito. Aprovechó para comprar más comida y llenó el refrigerador de una despensa bastante moderada, sabía que no debía comprar más de lo que podía comer en una semana, así que solo compró lo necesario. Dante aprovechó el resto del día en cocinar y dejar todo un menú semanal en el refrigerador hasta el punto en que de tanta comida que había preparado, perdió el apetito y decidió comprar una pizza, siendo eso la cena de ese día. Se quedó viendo películas hasta altas horas de la noche, prácticamente ya era viernes. Estaba bastante concentrado viendo como Vigo se rompía el dedo gordo del pie al patear un yelmo cuando recibió un mensaje de texto. Era de Jaqueline.

. -Joyce dice que aun sigues despierto, está todo bien?

A Dante se le aceleró el corazón al recibir ese mensaje y saber que estaba siendo vigilado por el Angel y su primita humana que vivía frente a él. Al asomarse por la ventana y ver las luces encendidas de su vecina frontal, logro divisarla entre las cortinas dando miradas furtivas hacia él, el sueño que estaba sintiendo se le fue en ese mismo instante.

. –Todo está bien, ¿pueden dejar de vigilarme?, son las 2 de la mañana.

Sin embargo, la chica le contestó al instante.

. –Necesitas descansar, comenzaremos este fin de semana con la solución a tu problema

. –Ya tienes algún plan?

. –Quizá, la otra noche se me ocurrió algo.

. –Pero ya será hasta mañana. Duerme por favor.

Dante bloqueó la pantalla de su teléfono suspirando, vaya que Jaqueline podría ser mandona cuando se lo proponía.

. - Está bien. Tú también deberías dormir.

Dante ya no recibió respuesta alguna en el resto de la noche. Mientras seguía viendo Las Dos Torres, comenzó a quedarse dormido sin darse cuenta mientras veía a Merry y Pippin discutir con un árbol viviente. Resopló un poco y se talló los ojos hasta que pequeñas luces como bismutos relampaguearon en la oscuridad detrás de sus parpados, perdiéndose entre sus pensamientos, recordando los ojos grises de Jaqueline y en su cabello negro, la frialdad en sus manos delgadas y el color de las cicatrices que casi enmarcaban su escote.

No supo hasta qué punto su mente divagó hasta que perdió la percepción de la realidad. No se había dado cuenta que se encontraba fuera de la casa y entre pestañeos sintió un suave roce de la brisa nocturna en su pecho. Las pocas farolas del parque hacían un espectáculo de sombras en el centro del andador por la sombra de los árboles. Pero para él todo eso aún estaba borroso de su mente. Balanceándose entre si era el mundo de los sueños o la realidad. Tambaleándose en aquella oscuridad como si en una cuerda floja se tratara, mientras sentía como un fuego emergía detrás de él, sintiendo su llamado de entre las flamas. Dante comenzó a dar pasos lentos hacia aquella única luz anaranjada que se encontraba en el extremo de la oscuridad, como si de una fogata en el horizonte se tratara. Una fogata lejana que era el único punto en el que extrañas sombras bailoteaban a su alrededor.

Sweet Demon Heart :el Dulce Corazón De Un DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora