LAS CENIZAS DE UN HOGAR.

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Los días lluviosos en Ruga pasaron a ser simples chubascos que rompían en la tarde y se extendían hasta la noche. Causando que una oleada de aire frio se hiciera presente en la ciudad después de aquel fin de semana. El centro de la ciudad quedaba deshabitado a más tardar a las nueve de la noche entre semana. Solo por los autos que circulaban aun por las avenidas principales, dirigiendo a las personas trabajadoras de Ruga hacia sus hogares a terminar sus días, dejando los locales cerrados y las transitadas calles ahora solo ocupadas por una que otra persona de la vida nocturna. El centro en la ciudad por las noches se volvía silencioso, y en las tardes de lluvia, La ciudad se volvía desértica.

Sin embargo, para Dante, las noches con truenos y relámpagos dejaron de asustarlo tanto. Se había pasado los últimos dos días encerrado en su habitación. Frank y Brenner eran los que habían tomado la batuta en la organización del funeral de Peter, intentando contactar a todos los conocidos o familiares que le quedaban vivos, no habían tenido mucha suerte. Los padres de Peter habían muerto hace unos pocos años. No tenía hermanos, quizá primos. Si los había, Dante no los conocía, aunque ahora legalmente eran su familia. No entendía por qué Peter jamás le había mencionado el hecho de darle su apellido legalmente, o por que esperar hasta los 18 años. Para lo cual aún faltaban algunos meses.

Ahora nunca lo sabría.

Después de dos días de la muerte de Peter, Hope había sido dada de alta. Por desgracia la dislocación en la cadera debía ser tratada aun con fisioterapia. El reposo era obligatorio por al menos 4 meses, y el primer mes, debía usar silla de ruedas de preferencia. Sin embargo, a Hope sinceramente le importaba un carajo. Cuando regresó a la Catedral parecía que estaba desasociada de la realidad al igual que Dante. Aún no habían cruzado más palabras y era porque ambos se escondieron en sus habitaciones durante aquellos dos días.

El funeral de Peter tuvo lugar dos días después de su muerte. Se le veló en la mismísima Catedral y asistieron personas de muchos lugares. Algunos ex compañeros de Peter habían acudido, personas de Hudsonville que habían sido amigos suyos, personas de su seminario, algunos de los feligreses que habían convivido con él e incluso personas de la universidad. Ese día, Dante estrechó la mano de muchísimas personas que curiosamente habían escuchado de él, sin embargo, Dante olvidó sus rostros de inmediato. En la misa, Dante se presentó con un traje negro que también pertenecía a Peter, solo que no llevaba una corbata negra a juego porque había ignorado comprarla. Estaba en primera fila frente al altar, sin despegar ni un segundo la mirada del ataúd color plata que estaba frente a toda la multitud, parecía muy elegante.

—Supongo que no siempre se vio tan bien. —Dijo una voz junto a Dante. Era la señorita Walls, quien miraba la fotografía que habían usado para el velorio. —Le falta la barba de chivo.

Dante no respondió nada. Simplemente se quedó mirando aquella foto, apartando por primera vez los ojos del ataúd.

—No se parece a él. Ni siquiera el que está dentro de ese cajón se parece a él. —Le respondió el chico con algo de pesadez en sus palabras.

—Hay un hombre que ha estado preguntando por ti, creo que era compañero de tu padre en la facultad. —Le dijo Martha. —Cuando puedas ve a hablar con él, es el único tipo que parece más vestido para una oficina que para un velorio.

Después de que su jefa le diera dichas indicaciones, pasó su brazo por el cuerpo de Dante, reposándolo en los afligidos hombros del chico para darle un cierto tipo de abrazo que al principio se sintió incómodo. Pero poco a poco Dante aceptó con mucho aprecio. Dante sabía que La señorita Walls le permitió extender una semana más sus vacaciones para poder guardar luto por más tiempo. Aquello le pareció un lindo gesto de su parte. Aunque quizá Dante no trabajaría por mucho más tiempo. Había una cuestión que le agobiaba.

Sweet Demon Heart :el Dulce Corazón De Un DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora