Mientras los últimos rayos de sol dejaban pinceladas en las nubes que anunciaban una nueva lluvia en Ruga, Dante no dejaba de dar pasos largos mientras veía de reojo a toda la gente que estaba en el centro de la ciudad. Cada vez que por casualidad cruzaba miradas con alguna persona, simplemente se apresuraba a llegar a la esquina de la calle y dar vuelta para perderse entre la multitud. por varios minutos sus pies no tomaron un descanso mientras seguía esquivando miradas, aunque después pensó que su comportamiento algo errático podría llamar más la atención. El reloj en su teléfono marcaba diez minutos para las ocho de la noche. No sabía por cuánto tiempo más debía seguir deambulando sin rumbo hasta poder tomar camino a su nueva casa. Pero los autobuses dejarían de pasar hasta las 9 de noche, y el metro hasta las 10. Sabía que había una estación que lo dejaba más o menos cerca de la zona donde estaba la casa. Pero a lo que tenía entendido tenía que cruzar aproximadamente 3 manzanas de una colonia industrial antes de llegar a la correcta. Podría encaminarse por la primera línea del metro hasta la estación que transbordaba a la línea 1. Eran solo un par de estaciones a pie por las calles del centro. Si se iba por la avenida Juárez lo llevaría directo al parque que se encontraba sobre el cruce de la línea 1 y 2.
Algunas gotas cayeron desde el oscuro cielo hasta su cabello castaño, recorriéndolo hasta llegar al cuero cabelludo. Dante se acomodó bien la mochila con la única ropa que había tomado y la colocó bien en su espalda. No tenía tiempo que perder.
Mientras avanzaba por Juárez, veía que esta vez las calles aún estaban algo abarrotadas pues era la hora en que los negocios comenzaban a cerrar y mucha gente emprendía el camino a casa. Dante pensó que eso le ayudaría a camuflarse y que, si ya había personal del vaticano en camino a querer interceptarlo, sería más complicado con tantos testigos.
"Si genio, pero sería peor perder el control enfrente de tanta gente" Pensó.
Por unos segundos se sintió jalado por dos fuerzas. ¿Era mejor ir apartado de la gente y encaminarse en la noche entre calles que no conocía? O simplemente arriesgarse a fundirse con la multitud y con suerte pasar desapercibido.
"¿Y si no? ¿Qué va a pasar si pierdo el control como hace rato?"
No había tiempo para dudar, era mejor llegar a casa lo más pronto posible. Decidió seguir hacia la estación de Juárez, esperaba que en verdad nadie lo estuviera siguiendo.
Jaqueline recibió una llamada de su madre increíblemente preocupada.
"¿Dónde te metiste? Acabo de salir de la tienda y no estabas ahí"
-Lo siento mamá, no me siento bien- Le mintió-. Salí al baño y mejor decidí regresar a casa.
-Pero amor ¿Por qué tu sola? - Le respondió su madre-. Esta vez sí estoy molesta. - Le confesó.
-Perdón mami, sabes que... a veces hago cosas impulsivas -Le dijo la chica con un tono de voz en verdad triste. Giselle no dijo nada detrás de la bocina. Pero Jaqueline sabía que lagrimas estaban cayendo de sus ojos almendrados.
-Solo por favor avísame en cuanto llegues a casa. -Le dijo su madre-. Oh mejor no, espérame en casa de Joyce. Si llegas ahora tu padre te verá llegando sola y se volverá loco.
-Está bien mamá. En verdad lo siento. -Esta vez Jaqueline si se sintió algo culpable.
-Solo ve con cuidado, avísame cuando estés con tu tía. -Dicho esto, ella colgó.
Jaqueline guardó el teléfono en el bolsillo trasero de los jeans grises que llevaba ese día. Se sujetó fuertemente mientras miraba desde una de las torres de la catedral hacia su interior a través de los grandes vitrales que adornaban su fachada. Jaqueline por alguna razón sabía que Dante no se encontraba ahí. La esencia de la llama primigenia se había vuelto más fuerte y seguirle el paso para ella era demasiado fácil. Pero con el tiempo que pasó, aquella esencia se fue debilitando y al final se mescló con la del resto de las personas ahí abajo, en las calles del centro. Además, el que estuviera a punto de llover volvía todo más complicado. Debía seguir buscándolo desde las alturas. Pero tratar de seguir un poco del rastro que dejó para no tomar una dirección equivocada. Quizá desde el edificio por la avenida principal tendría mejor vista. Y sin mirar hacia el suelo, se soltó de la torre, cayendo al vacío.
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Sweet Demon Heart :el Dulce Corazón De Un Demonio
Fantasy¿Que se espera del demonio de la destrucción, cuando vive en el corazón de un simple y noble jovencito? Es la pregunta que una ángel elite de batalla se hace cuando conoce a Dante, un chico de 16 años que a pesar de tener un corazón dulce y amable...