Sweet Demon Heart :el Dulce Corazón De Un Demonio

SE AVECINAN ESPINAS EN EL CAMINO

Brenner se encontraba a puerta cerrada en su oficina, frente a él, había 6 personas imponentes escaneándolo con la mirada. Cuatro de ellos, sabia Brenner, habían llegado directamente del Vaticinio, los otros dos del sur de Skabya-Yala, por parte de las tierras Incas. Todos habían viajado por la simple llamada de Brenner. El Cardenal de Anaghak emitió la llamada de auxilio al Vaticinio para una misión importante, según él, la más importante de la historia de la iglesia. Pues había conseguido pruebas irrefutables de una presencia demoniaca dispuesta a representar un peligro para todo el mundo, y había pasado justo frente a sus ojos.

—Bueno, espero que su viaje haya sido cómodo. —Dijo Brenner al tener a sus invitados frente a él. —Supongo que saben porque motivo se les citó a todos a venir a la ciudad de Ruga.

Las personas vestidas de negro asintieron en silencio sin apartar sus miradas de él.

—Todos recibimos el llamado de su santidad—. Dijo uno de ellos con un acento Anglo bastante notorio. Un hombre germánico que rozaba ya la edad de los 50, pero era alto, rubio con algunas canas y una expresión severa y estoica. —¿Cómo es que eso pasó bajo el techo de la santa catedral de Ruga? —Preguntó. Brenner sabía que era de las primeras preguntas que harían

—Esta persona vivía en la catedral, como un hijo adoptivo de un sacerdote que lamentablemente falleció hace poco—. Respondió Brenner.

—El padre Roble decayó por una enfermedad hace 4 días. —Dijo otro de los sureños—. Todos nos enteramos de su deceso, algo bastante lamentable. Sabíamos que era poco ortodoxo, pero una persona con buenas intenciones. El joven que habitaba aquí ¿cómo fue que comenzó a presentar dicha posesión? —Preguntó.

—Y más importante, ¿cómo es que no había presentado indicios desde antes? —Dijo de nuevo el Anglo.

Brenner no tenía otro remedio más que decir la verdad si quería que el Vaticinio autorizara a los presentes a cumplir con su función.

—Los había presentado desde su nacimiento. —Respondió Brenner con algo de vergüenza. Un par de aquellos hombres hicieron ademan de querer argumentar algo, sin embargo, Brenner levantó una mano para que no lo interrumpieran. —Peter Roble había cometido una maniobra increíblemente complicada. Al momento de sacramentar al niño con un bautizo, las afectaciones físicas de la posesión del niño desaparecieron y no se presentaron hasta la fecha en la que fue visto por mis propios ojos. —Dijo confiadamente—. En 17 años el chico jamás había dado indicios de ser peligroso. Permití que el sacerdote conservara al joven para estar alerta, pues ya era parte de nuestra fe. Y a días después de que el sacerdote muriera, los síntomas explotaron de la nada—. Brenner hizo una pausa prolongada en lo que los ojos de los hombres frente a él se mostraban escépticos—. Yo vi crecer a ese niño. Jamás dejé de lado mi temor de que dentro de un jovencito tan normal dormía algo tan peligroso. Por eso el Vaticinio autorizó su venida, Espinas.

Los 6 hombres se miraron entre ellos en silencio. Aquel Anglo fue el primero en hablar mirando altaneramente los ojos de Brenner.

—Las Espinas de la Corona no actuamos por pequeñeces Brenner—. Dijo el anglo —Pero, Su Santidad tiene buena comunicación con usted, y como sabrá el Alto líder y la sagrada línea son únicamente para casos extremos. Así que nos presentamos por solicitud de Su santidad, pero que la emergencia sea real, nosotros evaluaremos eso—. El Anglo se levantó, acomodó su cabello rubio finamente peinado hacia atrás y miró a ambos lados para cruzar miradas con sus compañeros—. quiero ver las pruebas Brenner.

En ese momento Brenner accedió a su computadora para mostrar el archivo de la cámara de seguridad.

—Lo que están a punto de observar, será eliminado en cuanto le den su evaluación—. Dijo Brenner con tono confidencial dirigiéndose al Anglo—. No puede salir más allá de los ojos del vaticinio, espero que esto sea suficiente, padre Aemon.