Capitulo Once: El bosque de la luz

310 155 50
                                    

Aquella tarde, por la orilla de un bosque, donde el viento sopla y algunas hojas bailan sobre las tierras. El sol se empieza a esconder, y el día se hace más tenebroso. El Aleksandr grande estaba caminando por el sendero, mirando al suelo, sumido en sus pensamientos.

De repente, en medio del bosque, el sendero se acaba. El Aleksandr grande sigue avanzando y se encuentra con un muro blanco. Todos sus lados son blancos, parece tener unas dimensiones infinitas, y a través del centro de ese muro puede verse otro bosque, pero en el cielo de ese lado se ven nubes negruzcas y rayos.

El Aleksandr grande se detiene a mirarlo. Entonces, de pronto, el muro blanco empieza a encogerse, hasta quedar como una puerta. Es una puerta blanca, sin ningún tipo de adornos. Detrás de la puerta se puede ver un espacio oscuro y misterioso. El Aleksandr grande se acerca a ella, y duda si entrar.

Entonces, con un impulso, el Aleksandr grande se vuelve a mirar a su alrededor, y decide entrar. Al abrir la puerta, se encuentra con una caverna inmensa. Hay varios muebles de todo tipo, espejos, libros y diversos objetos estrábicos.

Mientras el Aleksandr grande recorre la caverna, su oído es golpeado por la melodía distante de un piano. Vaga, va hacia donde parece provenir la música. Sin darse cuenta, el Aleksandr grande va caminando sobre una alfombra, en la que un tapizado de colores carmesí y oro dibuja flores y figuras extrañas. La música cada vez se hace más fuerte.

El Aleksandr grande se acerca al piano, y lo que ve es sorprendente. Un pequeño niño está sentado en la silla, entretenido en maravillar a su público de uno, el Aleksandr pequeño, con sus piezas de piano. El niño no parece más de 6 años. Se reanima al ver llegar al Aleksandr grande.

--Hola, ¿quién eres?, pregunta el pequeño músico. El Aleksandr grande se sorprende, no sabía que el niño fuera a hablarle. Pero enseguida responde,

--Soy yo. Soy Aleksandr, pero... más grande. El niño responde, Eso es muy extraño, pero me alegra verte. Yo me llamo Aleksandr también.

El Aleksandr grande se queda más perplejo aún. ¿Cómo es posible?, pregunta. ¿Por qué estás aquí, si yo soy Aleksandr?. El niño mantiene su sonrisa, como si esta no fuera la primera vez que responde a esta pregunta.

--Yo soy Aleksandr pequeño. Esto es mi mundo. Tú eres un invitado aquí, y vienes de otro lugar.

El Aleksandr grande se sienta en una silla al lado del piano, para escuchar.

--¿De qué lugar vienes?, pregunta. El niño responde, -Yo soy el recuerdo de un Aleksandr de hace mucho tiempo, antes de que aprendieras a conocer la Biblioteca de Ceniza. Soy una parte de tu pasado, pero no he vivido una vida entera. Soy simplemente tu recuerdo.

El Aleksandr grande mira al niño, y se pregunta si está en medio de un sueño.

--¿Significa eso que no eres real?, pregunta. El niño, con su vocecita suave, responde, Soy real, pero solo en la medida en que eres capaz de creer en tus recuerdos, y en tus sueños. Soy la verdad más sincera de tu pasado.

El Aleksandr grande se toma un momento, y piensa en todo lo que ha aprendido.

--¿Tengo algo que hacer aquí?, pregunta. El niño dice:

--Puedes quedarte y contemplar tus recuerdos. Puedes recordar cosas que creías haber olvidado. Puedes reflexionar sobre todo lo que eres y lo que has sido. Puedes reflexionar sobre el futuro, y las posibilidades.

Destinos Entrelazados✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora