Capitulo Veintiuno: Niebla de sombras

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Al día siguiente, eran como las 8:00am.

Pero en aquella dimensión todo podía cambiar.

Aleksandr estaba angustiado por saber de Natalya.

Lo último que vio esa noche fue una cena romántica, seguido de eso, Rhan chasqueando los dedos, desapareciendo del lugar con su chica.

No sin antes dejarlo inconsciente e inmóvil para que no pudiera perseguirlo.

El muy desgraciado.

Aleksandr cuando despertó se encontró así mismo en un bosque, cuando recuperó movilidad se levantó, estaba vagando por un lugar muy extraño...

Había un silencio ensordecedor.

Una niebla misteriosa cubrió aquel campo.

Estaba en un campo abierto.

Habían muchas ramas y hojas secas.

Los árboles se inclinaban bajo una oscuridad tan densa que los había sumido en las sombras. Aleksandr miraba fijamente hacia delante, desesperado por encontrar a Natalya, su chica.

No sabía si era un presentimiento, pero eso le sabía amargo.

Había una mala vibra en aquello.

Aleksandr se había percatado ahora más que nunca del frío del lugar, estaba con solo una camisa de manga corta, pantalón negro, no tenía zapatos, y reloj que llevaba antes, estaba ahora destrozado.

Muy sorpresivo todo.

Se decidió a encontrar una salida a aquel laberinto.

Seguía explorando aquel lugar.

El viento sopló e hizo crujir las ramas de los árboles. Al fondo, una luz titilante reveló el perfil de un hombre. La figura se detuvo frente a él. Aleksandr estaba seguro de que ese era Rhan, el hombre maldito que tenía a Natalya cautiva.

-Buenas noches, amigo, dijo Rhan con una sonrisa malvada.

Rhan estaba complacido ante aquel suceso.

--Déjala ir, maldito asesino, dijo Aleksandr con voz firme, la mano lista para agarrar su espada.

Espada que encontró minutos después de despertarse.

Rhan apretó la mandíbula y volvió a sonreír esta vez de forma sadica.

-La próxima vez que intentes amenazarme, le cortaré la garganta a la señorita, no lo dudes, respondió Rhan, con un tono glacial.

--Quítate de en medio, Aleksandr.

--No te atreverás, se atrevió a decir Aleksandr.

Él sabía que Natalya estaba mal en aquel momento, algo en su poder se lo decía.

No solo la parte física.

Tal vez era la conexión que tenían.

--Si quieres que la hermosa princesa se vaya a su castillo.

--Tendremos que hacer un trato no crees?, dijo Rhan con media sonrisa.

Aleksandr seguía molesto y estaba a punto de detener el tiempo y arrancarle a Natalya de las manos.

Pero se había percatado de que Rhan tenía el anillo dimensional, y si él hacía algo todo se iría a la mierda incluida Natalya.

Él no permitiría eso.

Por eso desistió en hacer o decir algo.

--La prueba es fácil, dijo Rhan, quien se llevó un dedo a los labios.

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