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No sé cuanto tiempo llevaba platicando aquí con todos, se habían sumado a la plática, Malvina, Hope y Feli, no parábamos de reír contando algunas anécdotas de cuando recién Cielo y Nico llegaron al hogar

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No sé cuanto tiempo llevaba platicando aquí con todos, se habían sumado a la plática, Malvina, Hope y Feli, no parábamos de reír contando algunas anécdotas de cuando recién Cielo y Nico llegaron al hogar

—No puedo creer que haya pasado tanto tiempo desde entonces - los presentes le sonreímos a Malvina

—Años han pasado - dice Rama un poco perdido en sus pensamientos

—Hay cosas que no se olvidan a pesar de los años - dice Jazz —¿O alguno de aquí lo ha podido hacer?

Ninguno de los presentes contesto, veo la culpabilidad en los ojos de Malvina y Thiago, ellos no tienen culpa de nada

—No todo fue malo Jazz, también tuvimos nuestros momentos buenos y creo que con eso debemos de quedarnos - digo encogiéndome de hombros

—Y yo no digo que no, pero... — el sonido de un teléfono la interrumpe, me percato de que es el mío, miro el nombre en la pantalla, me es inevitable sonreír

—Lo siento debo contestar - digo y contesto

Hola peque, ¿Cómo estás? - sonrió los presentes me miran, eso me incomoda un poco

—Hola, bien - digo - ¿Vos que haces? ¿No deberías estar durmiendo?

Son cinco horas de diferencia entre España y Argentina, acá son las 5 allá debe de ser las 10 de la noche, al ver que no me quitaran la mirada de encima me levanto y pido disculpas para salir del comedor y poder hablar mejor

De hecho, acabo de salir de la ducha, solo que no podía sacarte de mi cabeza y dije ¿Por qué no llamarle? ¿Estás ocupada?

—Estoy con unos amigos que hace mucho no veía

Disculpa ¿Te molesto? Si quieres hablamos luego - quisiera decirle que sí y seguir con lo que estaba haciendo, pero lo cierto es que él jamás me molesta

—No, tranquilo, de hecho ya estoy por irme a la casa de mi papá —digo sonriendo

¿Bruno está contigo?

—No, se ha quedado con mi papá

Sabías que la otra vez me regaño por no cumplirle la reta de la Play - rio

—Asi es él, si le prometes algo se lo debes de cumplir, salió a mí

Si igual de perfecto a la madre - sonrió algo cohibida

—¿Vos decís? - digo sin saber que más decir

Señorita ¿Qué usted no se ha visto en un espejo como para que lo dude?

—Claro que sí, pero no está de más que te lo digan

Bueno, te lo digo, ERES PERFECTA MARIANELLA - sonrió

-Hoy estuve hablando con mi hermana de vos...

-¿De mí? ¿Cosas buenas o malas? - rio

-¿Por qué debería de hablar mal de vos? Cosas buenas, obvio Santino

-¿Bueno cuéntame? ¿Qué hablaron de mí?

-De lo lindo que sos conmigo y con Tobi, de que sé que vos quieres algo en serio conmigo... De que debería de darte una oportunidad

-La alegría que me causa escuchar esas palabras, pero si vas a responder a mi propuesta... Quiero que sea presencial ¿Sabes hace cuanto que llevo esperando comerte la boca?

-¡Santino! - siento mis mejillas colorarse por la sinceridad de sus palabras, escucho como suelta una gran carcajada

-No miento, Mar, quiero que me lo digas en persona - sonrió

-Está bien, entonces tendrá que ser a mi regreso. Por ahora te tengo que dejar, hablamos luego, besos

-Besos, adiós, linda

-Adiós - digo y cuelgo, la sonrisa en mi cara permanece tan solo unos segundos, pues, alguien me toma del brazo con brusquedad, apenas lo veo me saca de onda, pero me libero de su agarre - ¿Qué te pasa Thiago?

-¿Estás con alguien? ¿Por eso no regresas? ¿Por eso no quieres nada conmigo? - está enojado o celoso no sé bien

-Eso es cosa que a ti no te incumbe, vos y yo no somos NADA, Thiago que te quede claro y que sea la primera y la última vez que me agarras de esa forma vos no tienen ningún derecho a reclamarme de esa forma - sin decir otra palabra comienzo a caminar de regreso al comedor.

Platico otro rato con todos, Thiago no volvió, por suerte, mientras esperaba mi taxi seguí con la plática una vez que llego mi transporte me despedí de todos con la promesa de venir otro día antes de irme a España

(...)

Casi un mes estuve en Argentina, había sido raro el estar tanto tiempo aquí, Bruno extrañaba a sus abuelos además del colegio y a sus amigos, por mi parte estaba ansiosa. Porque no sé, solo me sentía rara con ganas de regresar a España, había vuelto a ver a los chicos y a Thiago un par de veces más en el tiempo que estuve aquí. Pero sobre todo había pasado mucho tiempo con Tefi y los trillizos, que era un encanto. Pero el momento de regresar a casa había llegado y Bruno no podía estar más feliz

-Adiós abuelo nos vemos luego - Terremoto lo traía en brazos, asi que lo abrazo y le dio un beso en la cabeza

-Pórtate bien minitractorsito - sonrió por el apodo - Dile a tu vieja que me marquen mas seguido porque parece que se olvida que tiene viejo

-¿Qué vieja? - mi hijo no estaba acostumbrado a la forma de hablar de Argentina, toda su vida ha vivido en España y no está acostumbrado a los modismos de aquí

-Aquí, se utiliza el "vieja" o "Viejo" para referirse a mamá o papá - mi hijo hace una mueca ante mi explicación

-Eso no suena muy lindo, mejor decir mamá o papá - dice mirándome, asiento

-Está bien amor - digo acariciando su carita, volteo a ver a papa - Prometo llamarte mas Terremoto, espero que vos también te atrevas al fin a viajar he ir a conocer España

-Sabes que me da cosa los aviones, pero en una de esas y te sorprendo, los sorprendo - dice mirando a su nieto que le sonríe

-Nos vemos papa, me alegro mucho el volver a verte y pasar estos días geniales con vos y Dora, los quiero - él me sonríe con tristeza y me jala para envolvernos en un abrazo

-Yo también te quiero tractorsito, cuídense y espero que nos volvamos a ver pronto

-Esperemos que sí - digo y le estiro mi brazo para que Bruno tome mi mano, que me hace caso - Adiós papa

-Adiós - dice con la otra mano disponible toma la valija dando le una última mirada me comienzo a alejar para subir al avión hace rato que están mencionando que nuestro vuelo está por salir

Antes de desaparecer por completo le digo a Bruno que salude a su abuelo por última vez, hago lo mismo, le entrego nuestros papales a la sobrecargo que revisa y nos deja seguir para adentrarnos al lugar donde debemos de subir al avión.

Los días aquí habían sido un aire de frescura y nostalgia, además de adrenalina por temor a que por un descuido o el destino nos topáramos a Thiago. Y tuviera que decirle la verdad, que teníamos un hijo, el cual tiene tres años, miedo porque aún no me siento preparada para decirle la verdad, para enfrentar el problema que se viene cuando se entere 

Una vez másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora