Sensaciones

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Victoria recorrió las cortinas y dejó que el sol inundará cada espacio de su nueva habitación, estaba preparándose para acomodar su ropa

-Lo único que queda, es la resignación- Tomó un suspiro y abrió las puertas del armario -¿Y mi ropa?-

Buscó por toda la habitación y no encontraba sus maletas

-Ese hombre me va a escuchar-

Salió enfurecida y bajó las escaleras, se dirigió a la cocina y para su alivio escuchó a NamJoon y Angeline

-¿Dónde está mi ropa?- Fue lo que pronunció haciendo que los presentes voltearan a verla

-Hola, buenas tardes ¿Cómo te sientes? Yo muy bien, alegre de que por fin decidiste bajar a convivir- Respondió su esposo de manera irónica

-No vengo a convivir, ¿Dónde está mi ropa?-

-Cierto- Dijo entre risas -Por si no lo recuerdas, ayer te desmayaste y como no reaccionabas tuvimos que tomar otro tren, pero tranquila, las maletas llegarán en una semana o dos-

-¿Estás bromeando?- NamJoon negó con la cabeza -¿Que me voy a poner?-

-Por todo haces líos- Miró hacia Angeline que se encontraba riendo en silencio -No te burles de las desgracias ajenas, ve a la habitación de mi madre y saca unos cuantos vestidos-

-Con gusto- Hizo una reverencia y salió riendo de la cocina

-¿Qué te pasa? ¡Es mi ropa!-

-Linda no te alteres, también estaba mi ropa y la de los demás- Se levantó y caminó hacia ella -Sé que es difícil todo esto pero necesito que cooperes-

-Lo estoy intentando-

Bajó la mirada e hizo una reverencia para volver a su habitación, pero fue detenida por el brazo de NamJoon, eso provocó que Victoria volteara a verlo

-No hagas reverencia, eres mi esposa no mi sirvienta, y si eso es lo que quieres, es mejor arreglarlo en la habitación-

-Si hago reverencia es por el poco respeto que aún te tengo-

-Eso me gusta- La tomó de la mandíbula -Jamás permitas que te hagan sentir inferior-

-Lo tengo muy claro- NamJoon sonrió por la respuesta y la soltó -Iré a descansar, me duele la cabeza-

-¿Quieres que te haga un té?-

-No, gracias por la intención-

Hizo distancia, abrió la puerta de la cocina y salió disparada a su habitación, se dejó caer en el suelo y su mente empezó a darle vueltas, estaba hecha un mar de sentimientos sin control

-Solo necesito dormir-

[...]

Marianne salió de la habitación y bajó en silencio por las escaleras, miró por todos lados para revisar que su padre no estuviera cerca y así salir de casa

-¿A dónde crees que vas?-

-¡Papá!- Respondió con susto, siempre escondiéndose -Voy a salir-

-¿En serio? ¿Con permiso de quién?-

-De Dios- Respondió en una risa -Debo de ir a buscar algo, lo encuentro y regreso-

-¿Vas a pasar por el centro?- Gustave preguntó a lo que Marianne asintió -Bien, por favor compra nuevas mantas y vendas, para nuestra visita-

Las Tres LunasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora