Las Tres Lunas

𝐐𝐮𝐢𝐞𝐫𝐨 𝐇𝐚𝐛𝐥𝐚𝐫 𝐂𝐨𝐧𝐭𝐢𝐠𝐨

—Señora Kim, llegó una carta del Palacio— Una sirvienta entraba a la sala principal con un pedazo de papel

—Por favor tráeme la antes de que Victoria desp...— No pudo terminar ya que la antes mencionada entró

—Creo que ya había dejado en claro que las cosas que vengan de Palacio solo yo las recibo— Se acercó a la sirvienta —Muchas gracias, ya te puedes retirar—

—Desde que te comprometiste con NamJoom tu actitud ha cambiado mucho— Tae-hee miraba a su hija

—Tu siempre dices que debo ser madura para estas situaciones, solo te estoy haciendo caso— Le restó importancia y abrió la carta

Señorita Kim, esta carta tiene la misión de ser entregada a las 9:30, a medio día iré al campo, ¿Quisiera acompañarme? Si ese es el caso, la espero en el mercado a las 11:30

Kim NamJoon

—Que sorpresa— Soltó una sonrisa al aire —Nos vemos, tengo que salir—

—¿Te invitaron a una cena en el Palacio? ¿A ver las invitaciones?— Intentaba acercarse a su hija

—Es mejor, una cita en el campo— Mordió su labio inferior —Volveré en la tarde— Corrió hacia su habitación

—Pero solo a mí se me ocurrió tener más hijos—

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—Te juro que mi cabeza me va a explotar en cualquier momento— Jin se intentaba levantar del sillón

—Ojalá que con eso te dieras cuenta de el daño que te estás haciendo— Yoongi calentaba un poco de agua

—No me estoy haciendo daño, solo estoy ayudándome para olvidarlo— Quiso recalcar

—¿Tanto lo quieres olvidar que lo besaste?— Llevó sus manos a su cintura —Que hipócrita— 

—No hablemos de hipocresía porque ese saco no te queda— Agarró una cobija y se tapó todo el cuerpo

—Y según tu, ¿Por qué no me queda el saco?— Seguía supervisando el agua

—¿Quién se acostó con mi hermana cuando yo no estaba al pendiente de ella?— Yoongi rodó los ojos —¿Me estoy equivocando?—

—Te recuerdo que eso fue cuando no había nada entre NamJoon, hiciste más cosas aún sabiendo que están comprometidos—

—Está bien, dame mi desayuno que me estoy muriendo de hambre— Se acomodó en los sillones 

—No soy tu criado, si quieres desayunar, la cocina está libre— Sirvió el agua en una taza y salió

—¿Cómo pretendes que voy a hacer eso?— Volteó a verlo

—Si eres tan maduro para tomar, también tienes la suficiente madurez para hacer tú propia comida—

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