Yo y las chicas veíamos la película y charlabamos sobre fútbol. En un momento Emma me hizo una pregunta.
—Mateo, ¿cómo entraste al Barcelona?
—Te explicaré, cariño. Verás...
Transcurría el año 2012. Un Mateo de 10 años se encontraba disputando un partido de fútbol infantil de su equipo.
Un señor de traje gris se encontraba observando detenidamente el encuentro entre ambos equipos. Sin perder la vista ni un momento.
Mateo tomó el esférico y con una velocidad explosiva se iba de los defensas y poco a poco de acercaba al arco rival.
Con un pequeño empujón con la punta del pie, el balón se metió entre las piernas del portero y Mateo ponia el 1-0 en el marcador del primer tiempo.
Iniciaba el descanso y el marcador seguía igual. Luego de unos minutos para beber un poco de agua, Mateo entraba nuevamente en el campo de juego para iniciar la segunda mitad del encuentro.
Esta vez el entrenador del equipo puso a Mateo de 9 ya qué según palabras de Mateo se sentía más cómodo en esa posición en lugar de jugar en el medio campo.
El árbitro inicia el partido y Mateo toma el balón. Enseguida nota el mal acomodamiento de los defensas y decide aprovechar éso a su favor para anotar un posible gol.
—Un eror fatal — pensaba Mateo.
Mateo comienza a correr sin detenerse. Los defensas intentan tirarle para frenar a tan fuerte jugador. Mateo no quería parar, podía oler el gol qué cada ves se hacía más posible mientras se iba acercando.
—Mierda, ahí viene de nuevo — decía el arquero del otro equipo.
Mateo no dudo y disparo a colocar en el ángulo izquierdo. Su amigo mas cercano de ese equipo vino a celebrar con él por tan buen golazo qué puso el 2-0.
—¡Así se hace! — dijo un chico.
Dicho niño era Santiago Bianchi. Un jugador qué se destacaba cómo un defensor nato. Oriundo de Italia al igual qué el padre de Mateo D'Angelo. Estos dos adolecentes tuvieron una química unica y poca vista en las ligas menores.
Ninguno era celoso y celebraban cada logro de su compañero cuando conseguía algo o se ganaban algo en el equipo.
Santiago sentía un gran apego a Mateo ya qué ambos se veían como hermanos de distintas madres. Al contrario de Mateo, Santiago era 100% Italiano. Sus padres eran nacidos y criados en Italia.
Continuaba el partido y el equipo contrario inicio un peligroso ataque qué dejó mal parados a los medio campista y a uno de los defensas.
Para fortuna del equipo, Santiago no sintió nisiquiera el peligro y con una patada sacaba el balón hacia la posición de Mateo.
—Haz tu magia, Mateo — dijo Santiago al despejar el balón.
Mateo la bajo con el pecho y ni bien el balón toco el campo de juego, Mateo remató con su pierna derecha. El arquero la rozó con su mano pero se le fue de entre las manos. El partido continuaba con un 3-0.
El señor de traje qué estaba viendo el partido saco un teléfono y hizo una llamada a alguien qué parecía superior a él.
—Jefe, creo qué he encontrado a un genio.
El partido terminó, ganó el equipo de Mateo y Santiago Bianchi. Ambos amigos celebraron cantando y saltando en el campo de juego.
El señor de traje se acercó a los dos amigos mientras aplaudía lentamente.
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Entre goles y guiones - Emma Myers X Male OC
RomanceLa historia de un futbolista y una actriz es una historia de dos personas que provienen de mundos completamente diferentes, pero que terminan uniendo sus caminos de maneras sorprendentes. Por un lado, tenemos al futbolista, un joven talentoso que ha...