Capitulo 32

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"¡Mi bebé!" Inko exclamaría feliz al ver como el pecoso estaba parado en la entrada. "H-Hola mamá." Y como lo prometido es deuda ahora estaba cumpliendo su palabra, le había prometido que en navidad o año nuevo estaría con ella y así sería, hoy 24 de diciembre estaba parado en la entrada del departamento de su madre esperando pasar las vísperas navideñas.

"¿Vienes solo?" La mujer preguntaría sacándole una sonrisa al peliverde. "¿P-Por qué vendría con alguien más?" Izuku cuestionaria con una risita nerviosa. "Pensé que Nejire vendría contigo." Inko aseguraría mientras el niño se rascaba la mejilla. "Mama, ella también tiene una familia, obviamente iba a pasar este día con ellos." Midoriya le explicaba a su madre.

"Ya veo, ¿Que haces ahí parado? entra, entra." Inko ordenaria con una sonrisa más que evidente...

Mientras tanto con Nejire

"¡Nejire-Chan!" Una pequeña niña de pelo color cyan y ojos amarillos se abalanzaba a los brazos de la peliceleste. "¡Kimi-Chan! Solo mirate, estás tan grande." Hadou comentaría risueña. Hace ya un tiempo que no visitaba su hogar y ya venía siendo la hora de que lo hiciera. "¡Te extrañe mucho Nejire-Chan! Mamá y papá no tienen mucho tiempo debido al trabajo, así que estoy la mayoría del día sola en la casa." La chica explicaba con un puchero.

"Nee-Chan." Una mujer de alrededor de 38 años se sumaba. "Jiji, ¡Hola mamá!" Nejire saludaba a su progenitora con un afectuoso abrazo entre madre e hija. "¿Como te ha ido en la preparatoria?" La pregunta que toda mamá o papá le hacía a su hijo al llegar del colegio. "¡Bien! Las cosas han estado tranquilas el último mes." Hadou explicaría con una sonrisa.

"Vaya vaya." Una voz masculina se escuchaba a las espaldas de la peliceleste. "¡Papá!" La chica abrazaría al hombre con fuerza, desde pequeña siempre tuvo una mejor relación con el. "Mi niña." Si bien parecía ser alguien serio, su personalidad cedía ante la presencia de su hija. "Te estábamos esperando, la cena está lista." El señor diría con una enorme sonrisa que reflejaba toda su felicidad.

"¿Y que tal ha estado el trabajo papá?" La niña preguntaría sentándose en la mesa para cenar. "Todo bien, ya sabes, lo mismo de siempre." El hombre comentaría con una pequeña risita. "¿Y que tal has estado tu? ¿Alguna novedad?" El caballero consultaría algo interrogante levantando una ceja, quizás era el único 'pero' que siempre tuvo con el; era demasiado sobreprotector.

"Emmmm." Nejire desviaba la mirada mientras silbaba haciéndose la desentendida, no era precisamente alguien buena mintiendo. "¿Hay algo que tienes que decir?" El hombre cuestionaria mirándola fijamente a los ojos. "N-No." Hadou contestaría con una risita nerviosa. "Mmm." El señor no quitaba su mirada de encima, aunque sería interrumpido por su esposa.

"Vamos Naoki-kun, dale un respiro, de seguro ha de estar agotada por las clases." La mujer comentaría regalándole una sonrisa a la peliceleste. "¡Nejire-Chan! ¿Es verdad que tú y tus amigos derrotaron a ese Yakuza hiper mega duper malvado?" La pequeña Kimi preguntaría enérgica, era la única persona capaz de rivalizar con ella en ese aspecto, después de todo era su hermana pequeña.

"Sip Kimi-Chan, ¿Quieres que te cuente cómo fue?" Nejire ofrecería mientras la niña daba pequeños saltitos sobre su asiento. "¡Siii!" La pequeña Kimi respondería emocionada e ansiosa. "Jiji, aquí voy..." Hadou diría comenzando a relatar la batalla que libraron esa noche contra Overhaul.

"¿Entonces, cómo vas con Nejire?" Inko preguntaría con una sonrisa pícara. "¡M-Mama!" El peliverde respondería totalmente avergonzado por la pregunta de su madre. "Vamos mi bebé, a tu edad es normal que sientas interés por las chicas." La mujer comentaría avergonzando aún más al chico que no quería conversar sobre este tipo de cosas.

"Si sabes que no tendría ningún problema en que fuera mi nuera ¿No?" La mujer diría haciendo que el pecoso oculte su rostro con la almohada del sillón. "¡Mamaaaaaaa!" Izuku exclamaría ruborizado, aunque claro eso no lo notaba la señora. "Jiji, lo siento." Inko se disculpaba amablemente con su hijo. "¿Mamá?" El peliverde preguntaría por ella.

"¿Si mi bebe?" Inko respondería prestando toda su atención al niño. "Últimamente he estado teniendo pesadillas casi todos los días, realmente no sé el por qué, pero desde que terminó el festival cultural de U.A se han hecho más y más frecuentes." Ahora había cambiado radicalmente su estado de ánimo. "¿Que clase de pesadillas tienes mi niño?" La mujer preguntaría con un dulce tono de voz.

"Ese es el problema, nunca logro recordar a ciencia exacta lo que soñé, solo tengo pequeños recuerdos muy efímeros de lo que veo y de verdad me aterra mucho." Izuku explicaría mientras sus manos comenzaban a temblar. "Mi bebé..." Inko envolveria al chico en un abrazo; la mujer revolvía su cabello con amabilidad tratando de calmar a su hijo, aunque ninguno de los dos tenía ni la menor idea de lo que sus pesadillas trataban de advertir.

"Ya son las 11 de la noche, será mejor que vayamos a dormir así podrás abrir los regalos temprano por la mañana." La mujer recomendaría mientras izuku asentía con la cabeza y se despedía de su mamá para ir a dormir. "Buenas noches mamá, descansa." El peliverde comentaría regalándole una sonrisa a inko; el pecoso cerraría la puerta de su habitación acostándose en su cama un tanto pensativo.

"¿Por que tengo un mal augurio?" Izuku se preguntaría mientras reflexionaba un poco sobre sus últimas pesadillas. "¿Por que siempre veo sangre por todos lados?" El peliverde se cuestionaria mientras trataba de conciliar el sueño. "Ojalá Nejire-Chan lo esté pasando bien con su familia." El chico anhelaba que eso fuera así; quizás ya no tenía a su figurita de All Might, pero tenía presente la sonrisa de la peliceleste en su cabeza.

"Awww~, Buenas noches Nejire-Chan." Seguramente si alguien como ella lo escuchará diciendo eso explotaría de ternura, por fin había logrado conciliar el sueño...

"¡Responde! ¿Donde estaban ustedes esa noche?" Un silencio rotundo fue su respuesta.

"¡No descansaré hasta encontrar al culpable de todo esto! ¡Te lo prometo!" El peliverde exclamaría mientras apretaba sus dientes con fuerza al igual que sus puños, la impotencia se veía en sus ojos y el velo de misterio carcomia su cabeza...

Por eso vineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora