Irme

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Perderte, me hizo perderme en el proceso.
¿Dónde estás?
¿Dónde estamos?
¿Yo también he muerto?
Te extraño tanto.
Ir por tu casa es una tortura fatal.
Me quedo parada, cayada.
Esperando poderte mirar,
Escucharte aunque sea respirar.
Pero no pasa nada,
Ni siquiera tu fantasma.
Y me imagino las historias que me contabas,
Hablando del terror de los demás ante las apariciones.
Pero tú no sabes que si justo en este momento te veo,
Sentiría todo menos miedo.

Te extraño,
Te extraño tanto que no paso un mes sin poder dejar de llorar.
¿Dónde estoy?
¿Dónde estamos?
¿Es realmente este el mundo en el que siempre he vivido?
Las cosas,
Incluso las habitaciones me parecen más grandes.
Tu cosina dejó de ser diminuta.
Nunca fue pequeña, nunca fue grande.
Fue suficiente para estar en familia observando por el patio la luz de la tarde.
Pero ya no hay nadie.
Ya no estás.
Solo me encuentro yo, buscando a escondidas algún cucharón que aún grabe tu esencia.
Que me recuerda que no fuiste un sueño,
Que estuviste aquí.

Te extraño,
Más de lo que a veces siento.
El día de tu funeral,
Tuve el mejor sueño de mi vida.
No temí a la noche,
Porque ya te había llevado.
Porque ya nada tenía
En peligro de perder.
Y cerré mis ojos,
Muy feliz,
Porque tal vez así te podría tener.

Tal vez era la negación,
Pero sentía que me cuidabas.
Y sonreí, porque confiaba en que era así.
Solo con los ojos cerrados,
El cielo era azul claro.
Había paz.
En ningún momento me despertó la ansiedad o las ganas de llorar.
No, eso fue después de llevarte a cremar.

Ver el cajón irse en la carrocería,
Era saber que te alejabas sin volver algún día.
Quemaron mi corazón
Y yo ya no lo percibía
En esa pequeña caja donde había cenizas

Eras tan pequeña y delicada,
Eras nada y mantenías todo.
Tal vez ya no sostenías el peso del mundo,
Pero aún así, te cargué.
Mantuve mi frente alta
Caminando entre familiares que apenas hoy te recordaban.
Que apenas muerta te amaban.

Odié estar viva,
O serlo sin que tú lo estuvieras.

Te extraño,
Extraño esa parte de mí.
Te extraño,
Porque tú eras mi parte más completa.

Abuelita,
¿Dónde estamos, sino sufriendo?
¿Por qué lo más eterno de ti
Debe ser una cuchara de metal?

Has muerto, y me fui en el proceso

Un girasol que no encuentra solDonde viven las historias. Descúbrelo ahora