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Quisiera abrirte mi corazón
Y decirte cuántas veces pensé en morirme.
Hablarte de cuando por primera vez la depresión me visitó
Y me encerró en una jaula,
Explicarte qué por eso fue que ya no te contactaba.

Los días eran largos,
Pero las noches eternas.
De día no podía mantener abiertos los ojos
Y de noche solo pensaba en las pesadillas.
En todo lo que no podía controlar estando dormida.

Había un monstruo,
Un paracito en mi estómago que se removía día con día
Y se tragaba cualquier emoción que tenía,
Solo quedaba el malestar.

Temblaba de miedo,
A veces por gusto y otras por necedad,
Y para salir del hollo me culpaba de no poder estar para los demás.
De no estar para ti.
Mi celular se volvió mi mundo
Y no quería ver el buzón de mensajes con la culpa de no contestarte.
Pero me equivoqué.

Quisiera decirte que te imaginaba como mi lugar para ocultarle de la soledad
Aún cuando no pensaba en nada.
Esos dos me son borrosos,
Yo solo existía por existir.
Era la tierra bajo ciclones,
Ansiedades y depresiones,
Bajo las ganas de ya no querer vivir.

Tú creerías que es solo una falta de desición lo que sentía,
Y no.
No podía ser feliz aunque lo tuviera todo.
Mi cuerpo ya no era mío,
Mi mente tampoco.
Yo estaba en un rincón de mi cabeza, viendo cómo se derrumbaba todo.

Después de colapsar y meses de terapia, pude abrir un hollo entre las rejas de la depresión
Para darme cuenta que tú no estabas.

Quisiera decirte que aunque nunca te hablé,
Siempre estuve para ti,
De una forma tonta que solo se me ocurre a mí.

Quisiera decirte,
Pero te fuiste
Y yo me quedé aquí.

Un girasol que no encuentra solDonde viven las historias. Descúbrelo ahora