XII

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Lindsey

Mis neuronas están haciendo corto circuito cuando el agua se desliza tibia por todo mi cuerpo. Mis ojos están entreabiertos al igual que mi boca, es asombrosa la sensación que estoy experimentando por primera vez en la vida. Su lengua hace contacto con mi zona más intima haciéndome gemir.

El placer me recorre como olas de satisfacción, pero que digo olas, tsunamis. Me calienta tanto verlo agachado ahí, entre mis piernas, con sus fuertes y tatuadas manos agarrando con fuerza mis nalgas, para devorar con anhelo lo que se encuentra entre mis piernas.

Su lengua no deja de moverse sacándome gemidos involuntarios, sus dedos se encajan en la piel de mi trasero, y yo meto los míos en su rubio cabello. No dejo de acariciarlo dejándome llevar por todo lo que me hace disfrutar.

Mi respiración es un caos, y no sé en que momento me levantó en volandas, mientras yo envuelvo mis piernas alrededor de su cadera, besa mis labios ahora al llevarme encima suyo a algún sitio.

Degusto mi sabor en su boca y no puedo negar que es bastante exitante hacer esto. Mis nalgas tocan la fría superficie del muro que divide las duchas y se despega de mí. Aprecio todo su torso húmedo por el agua y lleno de tatuajes, su respiración es un lío y en sus ojos puedo ver ahora mismo muchísimas cosas.

Su mirada es tan intensa que hace que no deje de mirarle, estoy de piernas abiertas y completamente desnuda frente al chico que he odiado con todas mis jodidas fuerzas. El roquero de una de las bandas internacionales más famosas en la actualidad. El ídolo favorito de mi mejor amiga, su crush de años, su amor platónico.

Le tengo unas puñeteras ganas al rubio que me saca de mis casillas, y quizá eso es lo que hace esto más gustoso aún. El saber que nos odiamos hasta el cansancio, pero que nos deseamos hasta el punto de querer más y más.

Sus labios están rojizos por el beso que nos dimos y él sin reparo, me mira entera. Desde su distancia, puedo ver sus ojos perderse por todas partes de mi cuerpo, su mirada contraerse y volverse oscura y deseosa.

¡Es tan delicioso todo él!

Con delicadeza muerde su labio inferior y sus ojos vuelan a los míos.

—Eres tan malditamente caliente —murmura con la voz entrecortada.

Sin más dilatación pues lo menos que quiero es ponernos hablar y volver a la faceta "odio respirar a tu lado", tiendo mi mano en su dirección como incitándolo.

—Tu cuerpo grita pecado por cada poro nena. Y yo por ti sería el peor de los pecadores —vuelve a gruñir acercándose lentamente a mí, y meterse entre mis piernas.

Su longitud caliente y llena de deseo la siento palpitar en la piel de mi vientre. Sus manos levantan mi mentón y lo toma entre ellas. Veo muy de cerca su rostro, disfrutando de sus perfectas y varoniles facciones. Lleva sus labios a mi boca y comienza a besarme con suavidad.

Mis manos no dejan de recorrerlo por todos lados. Chupa y saborea con su lengua mi boca, poniéndome a millón de nuevo. Va bajando por mi mentón para perderse en mi cuello.

Gimo erizándose mi piel al sentir su lengua por todos lados del lugar. Sigue bajando y ahora se centra en mis tetas, firmes por su deliciosa atención.

Yo no puedo dejar de jadear en nigún momento, al deleitarme de las corrientes que me recorren y terminan en mi centro, este pide a gritos y sirenas que lo toquen como antes, que lo atiendan.

—Te necesito Warren —casi suplico con él perdido en mi ombligo.

Baja por mi plano vientre disfrutando y degustando todo mi cuerpo hasta agacharse entre mis piernas.

Eres IrrealDonde viven las historias. Descúbrelo ahora