VII

54 4 2
                                    

Lindsey

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Lindsey

Los ojos verdes de Warren me recorren con la mirada, si él no demostrara a cada segundo lo mucho que me odia, pensaría que ahora mismo tiene pensamientos lujuriosos conmigo. Se raspa la garganta y con su mano me señala mi pecho.

Mis ojos se clavan en lo que él antes veía y es que me doy cuenta. Con agilidad tapo mi pecho casi al descubierto. No sé en que momento el fino tirante del vestido dorado que llevo puesto se rompió, y como mis pechos pendían de el, pues casi la tela abucheada que tapa el busto, está apenas cubriendo mi pezón. Mis manos suben de inmediato la tela sintiendo como la sangre me sube a la cara.

No puedo siquiera verle a los ojos sin sentir pena, imagino en mi mente la imagen que debí proyectar a sus ojos. Una chica de pelo enmarañado, sucia, con la espalda y las rodillas raspadas, con el maquillaje un poco corrido y encima casi mostrando una de sus tetas.

¡Joder!

—No te preocupes no estaba así antes, seguro fue que se enredó con alguno de mis botones al cargarte —alienta y siento su mirada fija en mí pero me es imposible corresponderle a la suya.

—¿Qué es lo que querías decirme? —inquiero tratando de quitarle hierro al momento, pero mi voz casi es apenas imperceptible.

Mis ojos aún no me permiten verle el rostro, por lo que me hayo concentrada mirando el pulcro suelo.

—Hagamos un acuerdo —propone con voz seria ahora.

¿De qué rayos habla?

—¿Tú quieres que esto acabe pronto verdad?

Trago al sentir la garganta seca y subo la mirada a sus ojos, tras eso asiento levemente.

—Si pones de tu parte podremos terminar con este  carnaval pronto —añade haciendo ademanes con las manos.

Realmente pocas veces en la vida me he encontrado personas así tan expresivas. Él aunque tiene muchísimas capas de frialdad es una persona muy natural, no anda como los y las que he visto miles de veces, con un palo de escoba clavado en la espalda y enseñando los dientes en todo momento.

—¿Qué harás?

—Bueno pensaba en que si seguimos con el plan "odio respirar a tu lado" , nadie va a creerse una mierda nada y será peor para ambos.

—Yo no odio respirar a tu lado —expongo un poco exasperada.

—¿Segura?

Sus calculadores ojos se me quedan fijos viéndome hasta que río sin enseñar los dientes.

—Pero tampoco es que te odie —confieso.

Rueda sus ojos para volverlos a mi cara.

—Si claro, en fin lo que quiero decir es que hagamos esto real.

Eres IrrealDonde viven las historias. Descúbrelo ahora