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Admiraba a Lolo dormir tan tiernamente, aún no creo que esté bebé tan lindo sea mi hijo. Es hermoso todo de el es hermoso.

—Deja de acosarlo— la voz de Giovanni me hace dar un salto en mi lugar y volteo a verlo —Se que nuestro hijo es hermoso—

—No entiendo porque les dijiste eso—

—Se que no es la verdad, pero no sé simplemente quise decirlo— rodea mi cintura con sus brazos.

Gio había conseguido una cama en forma de oso para Lolo y este la había amado desde que la vio así que acá es donde estaba durmiendo además de que también tenia su habitación aparte.

—Vamos a dormir?— asiento y el entrelaza nuestros dedos, dejo un beso en la mejilla de Lolo y salimos los dos.

Al llegar a la habitación siento como se coloca detrás de mi y rodea mi cintura con sus brazos, dejando su boca justo a la altura del hueco de mi cuello y empieza a dejar pequeños besos.

—No que íbamos a dormir?—

—Acaso crees que olvide que dentro de unos minutos es tu cumpleaños princesa?— eso me había dejado sorprendida sinceramente si, crei que ya se había olvidado si hasta yo lo hice.

Me doy la vuelta quedando frente a frente y debido a la gran diferencia de altura miro hacia arriba, siento como rápidamente me acerca a besar mis labios desesperadamente y con sus manos debajo de mis muslos me ayuda a rodear su cintura, empieza a caminar y me deja sobre la cama.

No pierde tiempo y rápidamente quita su camisa de su cuerpo quedando con los pantalones aunque estos tampoco duraron mucho, sabía que teníamos toda la noche para esto pero parece que esta algo desesperado por mi.

Vuelve a buscar mis labios y los une desesperadamente de manera salvaje, hambrienta, feroz y desesperada. Por unos minutos nos comemos la boca hasta dejarnos inchados los labios y demasiado rojos, empieza a repartir besos por todo mi cuerpo empezando por mi clavícula, cuello, mis pechos donde se entretiene jugando, chupando y mordiendo estos haciendo que mi espalda de arquee debido al placer.

Para ese instante ya sentía si erección que parece querer romper la tela de sus boxers que era lo único que lo cubría, deja unos cuantas besos en mi abdomen bajando tan lento hasta donde empieza mi pelvis.

Mi sexo esta más que lubricado debido a mi humedad, sus dedos se dirigen a mi vagina de repente introduce dos dedos haciendo que un gran gemido escape de mis labios y vuelva a arquear la espalda, siento como los saca y lo miro, alcanzo a ver como los lleva a su boca saboreando mis jugos.

—Eres deliciosa—

Me mantengo silenciosa mientras observo cada uno de sus movimientos y vuelve a colocar su cara entre mis piernas besando cada una de ellas hasta llegar a mi entrada, acomoda mis piernas dejándolas lo más expuestas posibles para que le de acceso. Da un corto beso en mi vagina y sin más hunde su cara entre mis pliegues.

Solté un gran suspiro cuando empezó a lamer con lentas y ávidas caricias de arriba a abajo, se detiene en mi clitoris donde le da atención, jala un poco de el sacandome unos gemidos algo fuertes. Mis manos van a su cabello jalando de el.  Me da caricias más largas degustando mi humedad, introduce su lengua en mi vagina, aprieto, estaba a punto de correrme.

—Gioo— suplicó. Sabe lo que quiero.

Me tortura un poco más dejando que no llegue a ese punto, todavía no deja que me corra, explora más con su lengua, mete también sus dedos, mi humedad es cada vez más. Levanto mi cadera de la cama buscando más rápido mi punto, sostiene con una mano uno de mis muslos para mantenerme en mi lugar y que no me mueva.

Tú, Yo y ¿Él?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora