Verdades, sueños y cigarras

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¿Te ha pasado que a veces al despertar cuando deseas con toda tu fuerza recordar lo que soñaste más se escapa entre tus dedos? —Shota

¿Has notado que conoces a alguien toda la vida, y de repente dice algo que cambia la forma en que ves el mundo para siempre? —Hizashi y Nemuri.

¿Has notado como callan las cigarras justo antes del momento en que algo malo va a suceder? —Emi.

Había pasado el tiempo suficiente siendo amigo de Nemuri para acostumbrarse a despertar luego de ser víctima de su Kosei, su cerebro funciono lento y obnubilado, primero escuchando el lejano sonido de la voz de Hizashi y Nemuri, lo siguiente que se volvió claro fueron las luces que pasaban a toda velocidad desde la calle, le dieron dolor de cabeza así que cerró los ojos el tiempo que hizo falta para sentirse seguro de que podría moverse sin llenar el asiento trasero con los vestigios digestivos de su almuerzo.

El alcohol aún estaba llenando su mente de pensamientos que no deberían estar libres por ahí y sentimientos que sin duda no deberían estar ahí. Luego recordó la razón por la que Nemuri lo durmió, el Traficante de secretos, el fracaso, Nemuri y Hizashi... Hizashi... El teléfono... EMI.

—Qué bueno que despertaste... —Dijo Nemuri desde el asiento del copiloto, en algún momento Hizashi había despertado y tomado el volante, y estaba mirándolo por el retrovisor con la cautela de un hombre amenazado de muerte— Comenzaba a pensar que ya no eres bueno resistiendo mi Don. ¿Qué dices si tenemos una charla adecuada ahora Shota?

—Lo siento, Sho. —Soltó Hizashi, sus grandes ojos verdes tras las gafas lucían arrepentidos.

Shota se sintió bastante orgulloso de sí mismo porque no estranguló a Hizashi en ese mismo momento, en cambio, se cruzó de brazos luchando con las ganas de gritar a algo o alguien. Llegar a Joke era lo único que lo mantenía de pie, la búsqueda, el saber si realmente estaba bien, si volvería. Si podría cuidarla...

Asegurarse que nadie le hiciera daño.

Y su mejor amigo, su más antiguo compañero era perfectamente capaz de alzar el teléfono y hablarle y no se le paso por la cabeza decírselo. ¿Por qué no se lo dijo?

—No quiero ni una palabra que se asemeje a una disculpa. —Le espetó, masajeándose la cien, no era momento para respuestas irracionales—Lanzaste tu teléfono por la ventana, Mic.

—Lo sé... —Admitió, arrepentido— No fue mi mejor momento.

—¿Por qué demonios hiciste eso? —Soltó hostil, lo de mantenerse sereno era más fácil decirlo que hacerlo— Sabes que necesito encontrarla.

Hizazhi mantuvo el silencio por unos instantes y luego dijo en un tono de serenidad insoportable: —No quiero discutir contigo, hermano. Y creo que necesitas calmarte.

—Lo que necesito es hablar con Joke.

—Shota, escucha, estamos preocupados por ti. No pareces el mismo.

—Ya basta, deja de cambiar el tema. Deja de decirme que parezco, no necesito calmarme o dormir o comer, necesito enfocarme en encontrar a Joke para cerrar el caso de las desapariciones.

Ambos intercambiaron una mirada, Shota casi se patea, ellos no tenían idea de que había estado en el caso de las desaparecidas. Al menos no completamente...

—Solo necesito encontrarla... —Susurró.

Hizashi lo miro con ojos culpables.

—Podrías solo hablar conmigo. —Dice él, en el tono que usa para recitar las oraciones en sus clases, relajado y accesible, Shota se sintió culpable un latido, este era su amigo, quien se ponía al frente en secundaria si no deseaba ver a nadie a los ojos. Era el Zashi que no se perdió su cumpleaños, aunque estuviera a miles de kilómetros. Era el Zashi emocional y fraternal, cálido e insoportable; como un hermano.

Feelings and memoriesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora