Traficante de Secretos

669 62 28
                                    


"Las puertas han sido abiertas. La cueva donde se esconden los perdidos nos muestra sus maravillas. Pero espera... No confies en lo reluciente, no creeas en todos los susurros, las sombras nos observan... nos observan. El cuervo ha hablado... No puedes confiar en nadie." –Emi.

"Aterrador, emocionante, increíble. Amazing. ¿Has escuchado? ¿Emi lo has oído? Alguien vigila, alguien acecha. El cuervo lo sabe, el submundo se mueve... ¿Qué crees que pasara pequeño radioescucha?" –Hizashi.

La música que antes resonaba en sus oídos se apagó al cruzar la gran puerta cortinas oscuras, aunque aún podía oír el retumbar de bajo en la pista y las risas un nuevo sonido le llamaba la atención frente a ellos.

El pasillo que circulaban era grande y tallado en la piedra, mas individuos circulaban en la oscuridad, Hizashi evito mirar a una pareja que definitivamente necesitaba conseguir una habitación. La luz los golpeo de nuevo.

-Bienvenido al Gran Mercado de Umbra Antrum, Zashi... -Trato de ocultar la expectación en su voz. Eraser le había dejado muy en claro que no aprobaba su contacto con este sitio.

¿Criminales subterráneos mezclándose con héroes, bienes ilícitos cambiando de manos, secretos intercambiados y vendidos?

Según Eraser, todo eso era consecuencia de la debilidad mental y moral de los héroes cuya educación había sido demasiado suave, demasiado flexible. Que ellos eran el escudo ante la oscuridad, ante la violación de las leyes de la sociedad, ante el mal.

Pero... Ellos no eran realmente malos.

Emi creía, no, Emi sabía, que muchos de los que estaban aquí no eran realmente malos. Digo, había criminales. Pero muchos otros solo tenían peculiaridades poco favorables, circunstancias poco favorables, tomaron decisiones no particularmente buenas, o solo no encajaron en ningún otro sitio.

Este no era un lugar especialmente "bueno" pero tampoco significaba que todos los que aquí habitaban eran realmente malos. Emi sabía cómo se veían los monstruos, eran peores que simples vendedores ilegales.

Eraser y ella siempre difirieron al respecto. Una vez la tomo de la muñeca fuertemente, no haciéndole daño, pero logrando sorprenderla. "Prométeme. –Le dijo mirándola a los ojos- Que no volverás Joke, este lugar no es un sitio para héroes, no seas ingenua, por favor, no vuelvas" "Por favor" Solo eso bastó para que sus visitas cesaran.

Una que otra vez vendría e intercambiaría dinero por información, pero nunca más volvió con Eraser.

Tal vez Hizashi pensara lo mismo que Eraser, que este lugar no era lugar para ellos.

Pero en cambio, lo escucho jadear suavemente, se volteó a verlo, sus ojos como brillantes estrellas. Su pecho se aflojó con alivio.

El Mercado del Club clandestino de Umbra Antrum los recibió con una cálida pared de colores y movimiento. El club había sido grande, pero allí, ese callejón se convertía en una enorme pero estrecha plaza con altas paredes que retumbaba con tenderetes con brillantes decoraciones, luces y mercancía.

Si la luces de antes eran resplandecientes estas explotaban en colores brillantes, un arco iris de pintura y resplandor. Las tiendas también se extendían entre los puestos, hechas de sedas y cortinas.

El mercado era colorido y extravagante incluso para sus ocupantes, variando en sonidos, olores, y mercadería. Las personas caminaban libremente, que también variaban en peculiares personajes.

Se deslizaron entre la muchedumbre bulliciosa tras el misterioso joven, cuya cabellera era tan dorada como la del Héroe de la voz. Hizashi se mantenía alerta pero le fue imposible no mirar de aquí para allá.

Feelings and memoriesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora