"¿No recuerdas la historia? Risas y llanto. Sol y oscuridad. Una promesa. Muchas sonrisas. Fueron momentos. Breves momentos que marcaron para siempre mi vida. Duele... duele la perdida y el olvido... Duelen las pesadillas. Duele Aisawa Shota, duele que hayas olvidado..." -Emi.
El día que los padres de Emi Fukukado fueron asesinados el cielo estaba tan despejado que salió muy temprano de casa, despidió a su madre con un beso veloz en la mejilla, "Vuelve antes del anochecer" ella le dijo con voz suave y cariñosa, besando la cabeza verde de su hija. "Cuídate cariño... ¡Y no lo olvides hoy es noche de karaoke! Prepara una canción ¿Ok?" Su padre le había gritado desde la cocina del café risueño, como siempre había estado, Emi sonrió "Muy bien Tou-san. ¡Hasta luego!... ¡Los amo!"
Había salido con tanta prisa que apenas escuchó su respuesta... "También te amamos" le dijeron.
A solo un día del festival de verano en Tokio, Emi estaba lo suficientemente emocionada para reparar en una despedida apropiada, con la cámara al cuello se dispuso a ir en busca de su compañero y amigo, Aisawa Shota.
Los cielos despejados eran los favoritos de Emi, cuando el sol de verano iluminaba todo dándole un toque más animado, más vivo y fresco que envolvía las hojas y las copas de los arboles con un fulgor especial. El sol siempre había hecho relucir su cabello como el césped de los prados, Aisawa lo comparaba constantemente con un brócoli.
Correr compitiendo con la sombra de las nubes era de sus actividades favoritas esos calurosos días de verano, saltando entre las flores y persiguiendo los pájaros cantarines. Esa tarde Emi casi atrapa uno de color amarillo mantequilla, cayendo en el intento entre las flores, soltando carcajadas desmedidas.
Emi adoraba las flores, los insectos, las mariposas, cada pizca de roció del césped. Amaba el verano y el festival inminente.
Echó un vistazo a la sombra de los árboles cercanos donde Aisawa Shota la miraba por sobre el libro que anteriormente leía, sus ojos apagados la detallaron cuando se acercaba a él.
Emi sabía lo que hacía, puntualizaba minuciosamente si estaba bien, hacia eso ante cualquier pérdida temporal de su visión. Ladeó la cabeza, sus coletas balanceándose tras su cara pecosa.
-¿Qué tanto me ves? –Dijo Emi.
Aisawa parpadeó, ladeando la cabeza también. Se fijó en el golpe en su frente, que ahora tenía solo una curita. Apretó sus labios, Sho había dicho que ahora todo estaba bien, que su padre ya no volvería a casa, así que las cosas mejorarían, no tendrían tanto dinero como antes, pero ese no era un problema, su madre trabajaría más en su "tienda". A él no le molestaba, después de todo tampoco le gustaba pasar tiempo con su madre.
"Creo que solo me agrada Nana realmente" Había dicho en una ocasión.
Pero desde ese día las cosas cambiaron entre ellos, Emi podía sentirlo, como Aisawa detenía su caminar cuando ella no podía seguirle el paso, era más amable (tanto como él era capaz), la llevaba a donde ella quisiera con tal y entrenaran antes, se aseguraba de que no se lastimara de una forma tan cuidadosa como si ella fuera una muñeca de porcelana.
Era un poco molesto. Pero hacerlo parecía calmarlo, sus ojos se suavizaban cuando se percataba que sí, de hecho no tenía nada roto, que efectivamente estaba perfectamente a salvo.
Tal vez por eso la veía tanto últimamente.
La estaba viendo ahora, sacudió la cabellera negra, cerrando su libro y levantándose con pesadez.
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Feelings and memories
FanfictionEmi Fukukado había vivido siempre con el recuerdo que alimentaba su sonrisa, con el sueño del hombre que, si, amaba. Aisawa Shota no estaba nada interesado en los sentimientos, mucho menos en volver la vista al pasado. ¿Que sucede cuando los sueños...