Un espejo roto.

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Un acto que cella el destino, otro que lo rompe en pedazos. Las palabras que nunca debieron ser dichas y aquellas que no debieron dejarse sin decir. Que divertido son los malos entendidos, los productos de las mentiras... Las armas fueron dadas, las heridas hechas, las cartas han sido puestas sobre la mesa. El juego puede empezar.

-L.

—L-Lo mejor es que hablemos de lo que olvide en otro momento. Está claro que no te perdiste.

Dio un paso atrás, y luego otro, soltándola, con una expresión ilegible. Emi se quedó estática, parpadeando, sin poder creerse que hace un segundo Aizawa Shota había parecido... El lucia como si estuviera a punto de...

"Creo que si le gustas"

—Eraser. –Lo llamó, tirando de la manga de su saco- Basta. ¿Por qué te iras?

—Acabo de decírtelo, Joke. –Repuso, cortante en cada palabra, la barrera estaba siendo levantada de nuevo, pero ella no la dejaría.

—Sabes a qué me refiero, ¿Por qué haces eso?

—Siempre haciendo de todo una charla. Por qué, por qué, por qué... —se impacientó Shota.

—Sí. ¿Por qué? —Insistió Emi, tomando su hombro; haciendo que se girara- ¿Por qué estás siempre tan enfadado conmigo? ¿Por qué parece que me odias?

Él vaciló, intentó hablar y se calló, lo que abrió un surco en su corazón.

—Nunca te odio. Estas siendo...

—Sí que lo haces, es lo que demuestras. —Repuso Joke, agitando una mano- Y quiero que pares ya. Ahora mismo estás enojado conmigo, como si tuviera la culpa de algo. Siempre huyes cuando empezamos a llegar a alguna parte.

Por el rabillo del ojo, le pareció ver que Eraser le lanzaba una mirada aterrada; pero cuando le dirigió una ojeada, parecía estar como siempre: tranquilo, enojado, ligeramente aburrido.

—¿Llegar a dónde? –Preguntó lentamente.

—A cualquier parte —exclamó la heroína- Tú y yo. Hace un minuto has dicho que me echabas de menos. Y quizás por primera vez desde que te conozco, no lo has dicho con sarcasmo, ni a la defensiva, ni dando a entender que soy un fastidio. Y ahora... solo huyes.

—No huyo. –Replicó con los dientes apretados.

—Lo haces. Lo hiciste entonces cuando te fuiste de mi casa, en el salón, lo haces ahora... —insistió Emi, entonces lo tomó del saco, inclinándolo ligeramente hacia abajo- ¿De que estas huyendo?

Quería sacudírsela, y al mismo tiempo no tenía aliento para hacer nada más que mirar cómo se acercaba. Recordó su habitación, su cama, recordó permanecer despierto durante horas, intentando analizar cómo era tener a alguien que se aferrara a tus brazos. Había dormido junto sus amigos, o compañeros héroes en largas guardias muchísimas veces, pero nunca se había dado cuenta de lo diferente que resultaba cuando podías acomodar la forma de otra persona entre tus brazos. Unir tu respiración a la de ella...

Su boca de estaba seca, su mente repentinamente en blanco. Siempre lo afectó, su personalidad, su presencia era suficientemente para hacer que la cabeza le diera vueltas, primero por enojo, ahora por incomodidad.

Pero aquí, en el silencio de la noche, sin ninguna de sus paredes en pie, sin distracciones alrededor, Shota sentía que frente a ella se le escapaba el aliento.

Emi quería trazar la palma de su mano a través de su mejilla y sentir la áspera suavidad de su piel.

Ella estaba enojada, el también, ambos estaban ahí por respuestas, acalorados y dispuestos a dar pelea, pero ahora cualquier movimiento se sentía capaz de romper ese fragmento en el tiempo y espacio que había entre ellos.

Feelings and memoriesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora