Capitulo doce

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🇺🇸📍Los Ángeles, California | 15 de Agosto  | 6:45 a.m. | Vivir en la ignorancia.

Alexis

—Entonces hoy tenemos agenda llena—dije escuchando como Amelí recitaba los planes de hoy.

—Si, solo dejé tu espacio para comer, de ahí en fuera tienes juntas con los clientes para tratos pacíficos y el juicio en la corte familiar—dijo desde el comedor de mi casa, anoche se había quedado a dormir después de que termináramos tarde de organizar las pruebas de un caso grande que teníamos en Monterrey.

—Toma amor—puse un plato con fruta, yogurt y granola frente a ella junto a una taza de café. Por mi lado tenía unas quesadillas y jugo de naranja para desayunar.

—Gracias Guapo—dijo sonriendo y le correspondí.

—Te llevo a la oficina y después me voy a la corte, ¿Si?—dije comenzando a desayunar y ella acepto.

Amelí no se quedaba constantemente en casa, solo cuando el trabajo era demasiado pesado, llevábamos poco más de un mes de relación y no podía sentirme mejor, me sentía cómodo, acompañado y feliz, creí que sería una mala idea, pero me ha demostrado tanto apoyo que al final de cuentas creo que tomé la decisión correcta.

Terminamos la rutina de mañana y nos subimos a mi automóvil, maneje hacia la oficina mientras mi novia controlaba la música, teníamos gustos parecidos así que me gustaba lo que ella seleccionaba. Me estacioné frente al edificio donde trabajábamos y la chica jalo su bolso.

—Te quiero, suerte en la corte, gana el caso bebé—dio un beso en mis labios y sonreí.

—Gracias, nos vemos para la comida Amor—Besé de nuevo los labios de la chica y salió del auto, con una sonrisa seguí manejando hasta la corte familiar. Cuando llegue salí del auto, tomé mi maletín y me adentré en el edificio. Me encontré con mi clienta, una mujer joven que estaba luchando por la custodia absoluta de su pequeña hija.

Hablamos algunas cosas, organizamos algunas otras dejando todo listo para el juicio que terminaría el día de hoy, estaba tan concentrado en los argumentos que daría hoy que cuando sentí los brazos de una pequeña enrollar mis piernas brinqué del susto.

—Hey, Mil—mire hacia abajo, la saludé y ella habló.

—Hola Alex, ¿Como estás?—dijo ella sonriente, la que pequeña niña pelirroja se había ganado mi cariño durante el caso, algo que no debería hacer pero fue inevitable, los niños no eran mis favoritos pero algunos no eran tan odiosos.

—Bien, ¿Tu estas preparada para platicar lo que  hablamos la última vez?—dije agachándome a su altura.

—Sipi—dijo sonriendo—Te tengo un regalo, pero mami dijo que te lo diera cuando terminemos de platicar—le sonreí y alboroté su cabello.

—Yo igual te tengo un regalo, pero tenemos que entrar porque si no nos va a regañar la jueza, ¿Está bien?—dije sonriéndole y dando un golpecito en su nariz. Me levanté del suelo y miré a la mujer—Es tiempo de entrar al salón Margo, confía en que todo saldrán bien, tenemos el juicio ganado con las pruebas médicas y los reportes de la escuela. No se preocupe—apreté su brazo y abrí las puertas del salón, camine hasta las mesas de enfrente y me acomode en la que estaba de parte del demandante, la jueza entró. Todos nos pusimos de pie.

—Caso 2034 Juicio por la custodia total de Mildred Alexandra Lee—anunciaron.

—Abogados pasen al frente—yo y el abogado del padre de la pequeña nos acercamos al estrado, la jueza nos dio algunas indicaciones y ambos asentimos—Ya hablaron con sus clientes, ¿No prefieren entablar una custodia compartida? ¿Ni arreglarlo pacíficamente?—Se cruzó de brazos

Otro atardecer; Quackity Donde viven las historias. Descúbrelo ahora