"La adolescencia de Nati"

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🇺🇸📍Los Ángeles, California | Natilí 10 años.

Alexis

—Pero, ¿Por qué?—preguntaba mi hija mientras su madre y yo intercambiábamos miradas.

—Nati, mi cielo no puedes llevar tu playera de las Chivas a la escuela—contestó mi esposa.

—¿Por qué?—preguntó de brazos cruzados.

—Porque hasta en Estados Unidos es una falta de respeto irle a las chivas—le dije, Yuli me miró mal y después volteó a ver a la niña.

—Por que debes llevar el uniforme mi amor, cuando llegues puedes ponerte tu playera—negó.

—No iré a la escuela si no llevo mi playera—se sentó en la silla que estaba frente a la mesa y se cruzó de brazos.

—Uh—fue lo único que dije cuando se sentó, pude ver como Yuli levantaba una ceja y escuché los pasos de André bajar las escaleras.

—Uh—dijo también—Creo que no iremos hoy a la escuela—completo y volvió a subir las escaleras.

—Nadie va a faltar a la escuela, ¡Vuelve aquí Damián!—exclamó mi esposa y mi hijo y yo intercambiamos miradas—Natalia Lilian, quítate esa playera o—hizo una pausa—vete con ella a la escuela—la niña sonrió y mi esposa hizo un sonido para que esperara pues aún no terminaba de hablar—pero Oliver tiene prohibido venir a casa durante un mes.

—Ahuevo, no te la quites mija—dije al instante y ella me miró mal.

La niña rodó los ojos y se quitó la playera con desgano mientras se la entregaba a su mamá. Eran igualitas—Eres muy injusta—dijo con un puchero en su rostro, Yuli besó su mejilla y comenzó a acomodar la camisa de nuestra hija quien bebió un poco de su jugo.

—Chin, si vamos a ir a clases, ¿Por qué eres así Sergit?—dijo mi hijo fastidiado mientras se sentaba para comer sus cereales.

—¡Que no me llamo Sergit!—dijo ella terminando su jugo de naranja.

—Okey Sergit—contestó mi hijo y la niña bufo, yo solo reí. El era igualito a mi.

Cuando los niños terminaron de desayunar, Yuli y yo los llevamos a la escuela, nos despedimos de ellos con un beso, avance y me detuve cuando mi hijo se acercó de nuevo al auto.

—¿Que sucede amor?—preguntó Yuli. Mi hijo sacó algo de su boca y lo puso en la mano de mi esposa para después irse agitando su manita en forma de despedida. Yuli puso su mano en medio de los dos y un chicle estaba en ella pero no solo eso, si no que tenía el diente de leche que habíamos intentado arrancarle desde hace una semana—Sin duda alguna es tu hijo.—dijo poniendo la goma de mascar en un pañuelo.

—Puta madre ahora le debo diez dólares—me lamenté y Yuli soltó una carcajada.

La ventaja de ser jefe en el despacho de abogados es que me daba el tiempo perfecto solo para revisar pendientes o casos que mi equipo no podía o no sabía llevar, mientras tanto tenía tiempo de sobra para pasar con mis hijos y mi esposa.

—Eres un pendejo Alexis—dijo Yuli molesta. Llevábamos un buen rato en la casa pues ninguno de los dos tenía nada que hacer hoy.

—¿Que? ¿Que?—dije riendo—Ya admite que siempre vas a ser mi doggy en el Minecraft mi amor—intenté darle un beso pero me alejó.

—Ya no voy a dejar que te juntes con Aldo—dijo poniendo a un lado el mando del xbox—Pon el Mario Kart y a ver quien es el doggy de quien—levantó las cejas y solté una carcajada.

Otro atardecer; Quackity Donde viven las historias. Descúbrelo ahora