La larga batalla de la titanomaquia finalmente llegó a su fin, donde Zeus y sus hermanos salieron victoriosos. Durante ese tiempo turbulento, Helia tomó la decisión de buscar refugio en la isla de Trinacia, donde su padre Helios guardaba su preciado ganado divino. Allí encontró paz y seguridad, permaneciendo en aquel santuario natural hasta el momento en que la disputa entre los titanes y los dioses olímpicos llegó a su conclusión definitiva.
Después de abandonar la isla, Helia regresó al palacio del Olimpo junto con otras deidades. Y A pesar de la celebración eufórica que se llevaba a cabo, su corazón latía con angustia al darse cuenta de que Hades no estaba presente.
Observó con desesperación en todas las direcciones, buscándolo ansiosamente con la mirada en medio de aquella abarrotada multitud de soldados, hasta que finalmente lo avistó. Su figura estaba cubierta en un manto de sangre y no venía solo, pues su hermano Poseidón lo acompañaba.
La presencia del dios de los mares poco le importó, corriendo hacia su amigo con el fin de recibirlo y asegurarse de que no hubiera sufrido algún daño.
-¡Hades!- llamó, teniendo la atención del peliplata, quien levantó su mirada para verla.
Con una distancia prudente entre ellos, Helia lo observó angustiada, cerrando los puños y mordiéndose el labio para evitar decirle las maldiciones que tenía guardadas por haberla hecho preocuparse tanto.
-Me reconforta saber que estás bien, Helia- sonrió suavemente, lo que provocó que la rubia suspirara resignada y le devolviera el gesto con un brillo en los ojos.
-No vuelvas a angustiarme de esa forma, ¿quieres?- le reprochó con ternura.
Hades rió y alzó las manos en señal de paz.
-No puedo prometer nada-
Helia negó entre pequeñas risas, abrazándolo cuidadosamente, sin importar que la sangre manchara su vestido. En ese momento, la preocupación desapareció y el alivio llenó sus corazones al saber que ambos estaban sanos y salvos.
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Su cuerpo parecía haberse vuelto de piedra, sin responder a las señales que su cerebro le enviaba. Estaba paralizada y sin duda alguna, sobrecogida por la repentina llegada de Hades.
Los años habían pasado, tan numerosos que su cuenta se desvaneció en el olvido. Los días posteriores a la culminación de titanomaquia resultaron ser los últimos instantes que compartieron juntos. Y cuando llegó la hora de la partida, tuvo que decirle adiós a Hades, el cual retornó al oscuro inframundo.
Y por más que juraron volver a encontrarse, esa promesa quedó suspendida en el aire, como una hoja que danza en el viento.
Desde la partida de Hades, Helia no volvió a tener noticia alguna de él. En un principio, la ausencia de su amigo la sumió en una profunda amargura, pero con el correr del tiempo, logró sobreponerse y continuar con su vida. Asumiendo que Hades, por su parte, habría hecho lo mismo con la suya.
-¿Qué está sucediendo aquí?-inquirió Ares, escaneando el entorno con una mirada inquisitiva, sin entender por qué los dioses estaban tan alborotados.
Volteó en la dirección de la fémina, pero ésta ya se había alejado a toda carrera, persiguiendo a las deidades que parecían saber con certeza dónde encontrar al gobernante del Helheim, no obstante, llegó demasiado tarde.
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━━𝐏𝐑𝐎𝐌𝐈𝐒𝐄 《Hades》
Fanfictionヘリア ┇︎ "𝘓𝘢 𝘱𝘳𝘰𝘮𝘦𝘴𝘢 𝘲𝘶𝘦 𝘩𝘪𝘤𝘪𝘮𝘰𝘴 𝘤𝘶𝘢𝘯𝘥𝘰 é𝘳𝘢𝘮𝘰𝘴 𝘯𝘪ñ𝘰𝘴 𝘲𝘶𝘦𝘥ó 𝘢𝘵𝘳á𝘴 𝘤𝘶𝘢𝘯𝘥𝘰 𝘴𝘦 𝘵𝘦 𝘰𝘧𝘳𝘦𝘤𝘪ó 𝘦𝘭 𝘪𝘯𝘧𝘳𝘢𝘮𝘶𝘯𝘥𝘰. 𝘕𝘶𝘦𝘴𝘵𝘳𝘢𝘴 𝘷𝘪𝘥𝘢𝘴 𝘵𝘰𝘮𝘢𝘳𝘰𝘯 𝘤𝘢𝘮𝘪𝘯𝘰𝘴 𝘥𝘪𝘧𝘦𝘳𝘦𝘯𝘵𝘦𝘴...