━━𝐏𝐑𝐎𝐌𝐈𝐒𝐄 《Hades》

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—¡Helia!—

Su llamado no logró interrumpir el avance de la aludida; al contrario, descendió aquella colina con la celeridad que sus pies le permitían. No se volvió en ningún instante, consciente de que si lo hacía, se detendría y se verían obligados a hablar de aquel incidente tan bochornoso, que había acontecido por su culpa.

Cuando estaba a punto de partir, la mano de Hades se apoderó de la suya, forzándola a detenerse. Ella bajó la mirada, incapaz de sostener su mirada, pues carecía del suficiente coraje para enfrentarlo.

—¿Por qué huiste? Ni siquiera me permitiste hablar— inquirió él, mirándola con incredulidad.

—¿Qué crees tú?— susurró ella, sintiendo que su corazón amenazaba con escapar de su pecho en cualquier momento —Lamento lo sucedido, no logro comprender el motivo que me llevó a hacer eso. No tenía intención de que te sintieras in... — sus palabras se vieron interrumpidas por un silencio tenso, y su sorpresa alcanzó su máximo esplendor cuando los labios de Hades delicadamente se posaron en su mejilla, rozando peligrosamente su cercanía a los labios —cómodo...— susurró, dejando la frase sin concluir.

—Ahora estamos a mano— expresó Hades con una sonrisa, comenzando a avanzar mientras tomaba su mano con firmeza.

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—Quiero hacerte una pregunta—  Helia asintió, mirándolo expectante—¿Aún recuerdas ese beso?—

Las mejillas de la mujer se vistieron con un rubor carmesí, como si la verguenza misma hubiera pintado su rostro con pinceladas ardientes. Sus labios, entreabiertos, buscaban en vano las palabras que se habían perdido en el laberinto de sus emociones. Aquellos recuerdos, como gemas preciosas, habían sido atesorados en lo más íntimo de su ser, preservando su brillo y esplendor en las profundidades de su mente. A veces, en los rincones más profundos de su mente, se maldecía por haberse dejado llevar por sua impulsos; otras veces, sin embargo, se deleitaba en la belleza de aquel momento pasado, como si fuera una melodía suspendida en el tiempo.

—Es... difícil no recordarlo— susurró finalmente, percibiendo cómo su corazón palpitaba con furia desenfrenada.

Hades tan solo esbozó una sonrisa, acortando la distancia con parsimonia. Sin embargo, el destino, una vez más, no jugaba a su favor.

—Señor Hades—

El fiel guardia que siempre se encontraba junto al dios se presentó con solemnidad en el balcón, su semblante serio adquiriendo un matiz de gravedad. En un instante, al percatarse de que había irrumpido en algo trascendental, su garganta se contrajo al tragar saliva con dificultad.

—Lamento interrumpir, pero el señor Zeus y la señorita Perséfone se encuentran aquí— informó, rascándose nerviosamente la nuca.

Un halo de inquietud envolvió a Helia con la noticia, presintiendo un malestar inminente. Después de los acontecimientos de la cena, lo último que deseaba era tener un encuentro con Zeus o Perséfone.

Con el palpitar acelerado de su corazón, Helia se aferró con renovada fuerza a la mano de Hades, que aún estaba entrazada con la suya, y en ese gesto, el hombre volvió su rostro con una incredulidad palpable, percibiendo la preocupación que se reflejaba en los ojos de la rubia.

—Iré enseguida— anunció Hades con neutralidad, y el guardia asintió solemnemente, inclinándose en reverencia antes de retirarse para comunicar el mensaje.