Sus delicados dedos danzaban entre las hojas verdes del césped, acariciando cada herba que se mecía con la suave brisa de la tarde. Era un ballet íntimo, un juego encantado que pretendía espantar el hastío que la atormentaba. Con cada roce, sus pensamientos se desvanecían, hundiéndose en los abismos de la memoria.
Sus recuerdos emergían de las profundidades del tiempo para iluminar su rostro con sonrisas efímeras. Allí, en la sinfonía de sus pensamientos, se desplegaban los hilos de su pasado, tejiendo una trama de añoranza y dicha entrelazadas. Los suspiros melancólicos se fundían con el murmullo del viento, mientras su mente se adentraba en los laberintos de los días idos.
—Sabía que te encontraría en este lugar— expresó Helios, cuya voz resonó suavemente, como una brisa fugaz que rompía la atmósfera de silencio. Su semblante estoico, tallado en piedra por los innumerables desafíos enfrentados, se esforzó en suavizarse un poco al posar sus ojos en su hija.
Un suspiro agotador escapó de sus labios.
—Tus hermanas me retuvieron, intenté... pasar tiempo con ellas— pronunció con incomodidad. Una mueca de desconcierto y culpa se dibujó en su rostro, revelando su desconocimiento de los deberes sagrados que un padre debía cumplir.
Helia suspiró, erguiéndose mientras se preparaba para partir. Ese día, su ánimo no albergaba deseos de entablar conversación con su padre. Sin embargo, justo en el preciso instante en que se disponía a pasar junto a él, Helios la detuvo con un gesto imperioso.
—Mis ojos son capaces de contemplar cada rincón del mundo donde los rayos de luz alcanzan su esplendor— musitó el hombre, apretando los puños con una leve tensión —pero se ven limitados en el inframundo. En ese lugar, ningún destello lumínico penetra sus sombrías profundidades—
Los ojos de Helia se abrieron con desmesurada sorpresa, volviéndose hacia el titán que alguna vez fue considerado el auténtico dios del sol, la personificación misma de la irradiante estirpe solar.
—¿A qué te refieres?— inquirió, arqueando una ceja con una mezcla de perplejidad y desconcierto en su mirada.
—Que si te aventuras hacia ese sition ya no podré velar por tu protección— susurró en un tono cargado de advertencia, dejando a Helia sumida en un mar de interrogantes —tengo que hablar con Zeus, ¿por qué no me acompañas?— propuso.
Aunque inicialmente Helia lo dudó, finalmente se dejó convencer y decidió aceptar la oferta, con la esperanza de que la arquitectura del palacio lograra cautivar su atención y brindarle un merecido escape.
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El silencio se hizo dueño del ambiente mientras Zeus y Helios se retiraban, sumidos en una conversación trascendental. Helia, por su parte, permaneció en el imponente salón, contemplando con detenimiento los majestuosos pilares y la escasa ornamentación que la rodeaba. Como si un impulso misterioso la guiara, emprendió un paseo sigiloso por los pasillos, queriendo hallar algo que atrajera su atención. Fue entonces cuando sus ojos se toparon con la puerta entreabierta de una habitación.Un latido de emoción hizo palpitar su corazón, mientras una chaqueta familiar, colgada dentro de la recámara, capturaba su mirada en un abrazo invisible. Una sonrisa radiante se dibujó en su rostro, pero pronto la sombra del desencanto oscureció aquel brillo efímero. Consciente de la cruda realidad, Helia cayó en cuenta que la chaqueta que reposaba en el perchero no pertenecía a aquel hombre que tanto ansiaba encontrar.
¿En qué estaba pensando?
—Ah, aquí estás— la llegada repentina de Zeus la conmocionó y ella se giró de inmediato.
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━━𝐏𝐑𝐎𝐌𝐈𝐒𝐄 《Hades》
Fanficヘリア ┇︎ "𝘓𝘢 𝘱𝘳𝘰𝘮𝘦𝘴𝘢 𝘲𝘶𝘦 𝘩𝘪𝘤𝘪𝘮𝘰𝘴 𝘤𝘶𝘢𝘯𝘥𝘰 é𝘳𝘢𝘮𝘰𝘴 𝘯𝘪ñ𝘰𝘴 𝘲𝘶𝘦𝘥ó 𝘢𝘵𝘳á𝘴 𝘤𝘶𝘢𝘯𝘥𝘰 𝘴𝘦 𝘵𝘦 𝘰𝘧𝘳𝘦𝘤𝘪ó 𝘦𝘭 𝘪𝘯𝘧𝘳𝘢𝘮𝘶𝘯𝘥𝘰. 𝘕𝘶𝘦𝘴𝘵𝘳𝘢𝘴 𝘷𝘪𝘥𝘢𝘴 𝘵𝘰𝘮𝘢𝘳𝘰𝘯 𝘤𝘢𝘮𝘪𝘯𝘰𝘴 𝘥𝘪𝘧𝘦𝘳𝘦𝘯𝘵𝘦𝘴...