20

379 58 34
                                    

—No creo que... — susurró, dejando la frase suspendida en el aire.

Desvió la mirada, distanciándose significativamente de Helia mientras debatía internamente si debía pronunciar aquellas palabras. Era consciente de que su revelación podía alterar drásticamente las circunstancias, ya fuera para bien o para mal, aunque su instinto le decía que lo más probable era lo segundo.

El rostro de Helia reflejaba  confusión y preocupación, algo que lo obligó a soltar un suspiro de frustración. Sus cejas se fruncieron ligeramente y sus ojos se posaron en el suelo.

—¿Hades?— la voz de Helia lo arrancó de su ensimismamiento, y su atención regresó a ella una vez más.

—No es nada, olvídalo— musitó, girando lentamente sobre sus talones, dispuesto a abandonar el lugar.

Sin embargo, sus pasos se vieron frenados por el firme agarre de Helia en su mano, obligándolo a volver la mirada hacia ella con una extrañeza que se dibujaba en su semblante.

—¿Es tan malo para que no seas capaz de decírmelo?— susurró con cautela, liberando delicadamente su mano de la de Hades mientras sus ojos lo escrutaban con inquietud.

Se sumergió en un silencio cargado de reflexión. La pregunta de la mujer resonaba en su mente, desvelando una encrucijada de posibilidades. No era una confesión de proporciones catastróficas, pero sí acarreaba consigo el potencial de desencadenar consecuencias capaces de desmoronar todo lo que tenían.

O tal vez solo estaba exagerando.

¿Por qué resultaba tan difícil? Estaba convencido de que incluso Beelzebub sería capaz de articular unas simples palabras.

¿No?

—La verdad es que dudo poder mantener nuestra amistad—

Sus palabras resonaron con una seriedad que infundió miedo en el corazón de Helia, quien lo observaba inmóvil, con los ojos desbordantes de incertidumbre.

—¿Qué quieres decir?— susurró, sintiendo su corazón congelarse ante la inquietante declaración.

Al comprender que sus palabras habían sido demasiado bruscas, el dios intentó enmendar su error.

—¡No! Quiero decir...  tal vez podamos seguir siendo amigos, aunque admito que será difícil, porque...— Hades titubeó, sintiendo cómo sus palabras se enredaban en una maraña incoherente.

Hablar sin sentido nunca había sido su estilo, pero parecía que aquella situación lo llevaba a expresarse de manera desordenada.

Helia arqueó una ceja, sintiéndose cada vez más confundida a medida que las palabras de Hades se entrelazaban en un torbellino de incoherencias. Percibió el nerviosismo que lo embargaba, una faceta suya que nunca antes había presenciado. Decidió intervenir para calmarlo, tomando sus manos entre las suyas y ejerciendo una suave presión, mientras le dirigía una sonrisa reconfortante.

—Está bien, no importa lo que digas en este momento. Nada de eso puede alterar las cosas entre nosotros, te lo prometo— aseguró con dulzura, mientras sus ojos se encontraban con los del dios, transmitiéndole confianza y apoyo inquebrantable.

Una tenue sonrisa se dibujó en los labios del peliplata, sintiendo cómo la calma inundaba su cuerpo gracias a las palabras reconfortantes de Helia.

Dio un paso adelante, inclinándose hacia ella.

—Entonces supongo que no te importará si me permito hacer esto... — susurró con suavidad, uniéndose en un sutil beso con la mujer.

Tras un breve lapso de desconcierto, Helia comenzó a procesar lo que estaba ocurriendo. Su rostro se encendió en llamas y su corazón empezó a latir desbocado como un tambor. Sin embargo, a medida que los segundos transcurrían, correspondió aquel beso.

━━𝐏𝐑𝐎𝐌𝐈𝐒𝐄 《Hades》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora