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"Y cuando el mundo llegue a su fin, yo estaré aquí para tomar tu mano"

Caminaron en silencio, permitiendo que el suave susurro de sus respiraciones agitadas fuera lo único que se escuchara. Finalmente habían logrado escapar de esa bulliciosa fiesta y ahora se dirigían juntos hacia la colina donde habían pasado gran parte de su infancia.

-Después de esto, ¿tendrás que irte, no es así?- preguntó Helia con un suspiro, consciente de lo que se avecinaba.

Hades giró hacia ella con una mirada cargada de comprensión, al igual que Helia, él también se debatía con la idea de tener que separarse de ella.

-Sabes que regresaré- aseguró con sinceridad, aunque, en realidad, desconocía exactamente cuándo.

Quizá temía que todo quedara suspendido en el tiempo, que Hades no regresara por milenios. Un miedo que le oprimía el pecho con fuerza, una sensación que amenazaba con romperla por dentro. Había seguido adelante con su vida la primera vez que él partió, entonces, ¿qué era lo que la hacía sentir tan diferente ahora?

Ella lo miró de reojo, mientras él se perdía en la contemplación del paisaje nocturno que se extendía ante ellos. Allí estaba, el mismísimo rey del inframundo, cuyo nombre temblaba al ser pronunciado. Pero a pesar de su fama, era el dios más confiable de todos, y ella tenía la fortuna de haber estado a su lado desde la infancia.

Hades se acomodó en el suelo cubierto de césped, haciendo un gesto con la palma de su mano para que Helia se sentara a su lado. Con delicadeza, la rubia abrazó sus rodillas y apoyó su cabeza en ellas, sin dejar de admirar al dios.

-Lo juro- susurró Hades, y sus palabras se deslizaron como sombras en la penumbra, envolviendo la mente de Helia en una confusión desorientadora.

Ella lo contempló, y en la curva de sus labios se dibujó una sonrisa enigmática, que hizo eco en los rincones de su memoria. En un instante, su conciencia fue transportada a una noche lejana, cuando aún eran niños.

-¿Qué anhelas, Helia?- con la mirada perdida en el vasto cielo estrellado, Hades yacía sobre el césped, junto a su amiga.

La joven de cabellos dorados se volteó hacia él, perpleja, mientras el dios esbozaba una sonrisa enigmática.

-¿A qué te refieres?- susurró, confundida.

-Algún día gobernaré como rey del inframundo- sus palabras flotaban en el aire -Pero, ¿y tú? ¿Qué es lo que anhelas en lo más profundo de tu ser?-

La pequeña arrugó el ceño, dejando que su mirada se perdiera entre las constelaciones que adornaban el firmamento.

-No estoy segura- musitó -solo deseo vivir una existencia apacible. No anhelo riquezas, grandes palacios ni sirvientes a mi servicio, tampoco ambiciono la fama o ser la más poderosa... mi único anhelo es poder vivir en paz...y tenerte a mi lado- lo contempló, y una luminosa sonrisa iluminó su rostro.

-Creoque puedo hacerlo realidad-aseguró Hades con convicción.

Helia se incorporó y acercó su meñique hacia el de Hades.

-Júralo- susurró

Hades se levantó de la misma manera, y sus meñiques se entrelazaron en un pacto silencioso.

-Lo juro-

Los ojos de Helia se abrieron con sorpresa al rememorar aquella noche, cuando ambos sellaron su promesa de estar juntos hasta el último aliento. Hades la contemplaba con melancolía, consciente de que no había logrado cumplir aquel juramento y de que el destino había trazado un rumbo distinto para ambos.

━━𝐏𝐑𝐎𝐌𝐈𝐒𝐄 《Hades》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora