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"Te prometo que un día estaré cerca
Te mantendré a salvo, te mantendré sana"

El sol comenzaba a ceder su trono a la luna, quien emergería majestuosa y radiante en el cielo estrellado. Desde la cima de la colina, dos niños se deleitaban con el espectáculo celestial, sus rostros iluminados por sonrisas puras y despreocupadas, ajenos a las preocupaciones del mundo que los rodeaba.

Desde hacía mucho tiempo, aquellos dos habían sido amigos inseparables, unidos por lazos más fuertes que el tiempo y las distancias. La historia de su amistad se remontaba a un día en que él, en busca de su hermano Adamas, la encontró casualmente en el corazón del bosque. Su brillo resplandecía como el sol al mediodía iluminando hasta los rincones más oscuros y olvidados del lugar. Pero su rostro estaba cubierto por lágrimas, lágrimas que brotaban de sus ojos miel y todo por haberse perdido siguiendo el vuelo caprichoso de una mariposa.

—Esta, sin duda, es mi parte favorita del día— musitó la pequeña de cabellos dorados, mientras abrazaba sus rodillas y dejaba que la suave brisa veraniega agitara las suaves telas de su vestido.

—Lo es, sin duda alguna— añadió Hades en un susurro, admirando en silencio los colores cambiantes de los últimos rayos del día, como si la naturaleza misma estuviera pintando un cuadro efímero y magnífico en el cielo.

Y de repente, como por arte de magia, se encontraron bajo el manto nocturno, iluminado por el brillo de cientos de estrellas que parpadeaban en el cielo.

—Es impresionante— susurró Helia, con los ojos fijos en los astros celestiales —¡La noche puede ser igual de hermosa que el día!—exclamó con una sonrisa radiante.

La emoción de Helia hizo reír a Hades, quien asintió con la cabeza en respuesta. Luego, se levantó con gracia, tomando el libro que había llevado consigo para entretenerse.

—¿Uh? No has soltado ese libro desde hace días. ¿Qué tiene de interesante?—  Helia fue incapaz de contener su curiosidad y mientras se incorporaba, se asomó por encima del hombro de su mejor amigo para echar un vistazo al libro.

—Este libro habla sobre un lugar que llamó mi atención— explicó amablemente el peliplata.

—¿Ah sí? ¿Y qué lugar es ese?—preguntó ella con interés.

—El inframundo— respondió con calma, mientras el libro seguía abierto en sus manos, revelando secretos antiguos y oscuros de un lugar misterioso e inquietante.

—El inframundo parece peligroso—observó Helia mientras se frotaba la nuca, aún asimilando toda la información que Hades le había brindado.

—En efecto, lo es— secundó Hades con una sonrisa, mientras tomaba a Zeus en sus brazos y lo arrullaba con ternura —pero debo admitir que es un tema que ha capturado mi interés desde que lo descubrí—

Helia suspiró, su rostro aún mostrando cierta inquietud. Como deidad luminosa, el inframundo le resultaba un lugar espeluznante, y no podía evitar sentir algo de  incomodidad al pensar en ello.

—¿De verdad alguna vez has pensado en gobernar ese lugar?— cuestionó, sintiendo una angustia creciente mientras miraba a su amigo.

Hades se tomó un momento para reflexionar, observando con atención a su hermano menor.

━━𝐏𝐑𝐎𝐌𝐈𝐒𝐄 《Hades》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora