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Pasó la página del libro con el ceño ligeramente fruncido, leyendo las palabras en un murmullo apenas audible. El libro desvelaba los secretos del inframundo, aquel que Hades había utilizado en el pasado para profundizar en sus estudios. Ella había decidido preservarlo, consciente de que era su favorito y para evitar que se deteriorara con el paso del tiempo.

La información contenida no era monumental en sí misma, pero ella sabía que el dios del inframundo se había basado en aquel conocimiento para extraer sus propias conclusiones y convertirse en el rey indiscutible de aquel reino subterráneo.

—¿Por qué deseabas tanto gobernar aquel lugar?— susurró para sí misma, escudriñando las páginas en busca de alguna respuesta escondida.

Exhaló un suspiro cargado de emociones y cerró el libro con delicadeza. Una sonrisa melancólica se dibujó en sus labios al recordar cómo Hades siempre se aferraba a ese libro, llevándolo consigo a casi todos los lugares que visitaba.

Acarició con delicadeza la tapa, sintiendo la textura frágil que lo caracterizaba. Durante todos esos años se había preocupado fervientemente por mantenerlo en excelente estado, sin embargo, el paso del tiempo había dejado una huella de decadencia inevitable en sus páginas.

—Pero que sorpresa, creí que no quedaba ni rastro de ese libro—

El sobresalto le invadió de inmediato al escuchar esa voz tan familiar resonando a sus espaldas. Al girarse, su rostro se iluminó con una expresión de sorpresa y alegría al ver a Hades apoyado contra el árbol, sus labios dibujando una sutil sonrisa que le otorgaba un encanto irresistible.

Una radiante sonrisa se formó en los labios de Helia antes de apartar el libro y erguirse para envolverlo en un fuerte abrazo.

—¡¿Pero qué haces aquí?!— exclamó con júbilo, aferrándose a él con una sonrisa desbordante.

La inesperada llegada la tomó completamente desprevenida.

Hades rió, envolviéndola con sus brazos y meciéndola de un lado a otro, sumido en una felicidad equiparable a la de ella.

—Digamos que tendré mucho tiempo libre estos días y pensé: "¿por qué no hacerle una visita a Helia?" —respondió una vez se separaron, aunque Hades mantuvo una de sus manos reposando sobre el hombro de la joven.

—¿Estarás aquí todo el día?—inquirió, arqueando una ceja, casi incrédula ante la idea.

—Todo el día, como en los viejos tiempos— aseguró con una sonrisa, rodeándola con su brazo, a lo cual ella correspondió colocando una de sus manos sobre la espalda del hombre.

Sus risas se elevaron en el aire como notas musicales, vibrantes y armoniosas, mientras sus pasos se entrelazaban en un compás de complicidad. El eco de sus carcajadas resonó en cada rincón, llenando el ambiente de una alegría contagiosa. Mientras caminaban, las palabras fluían como hilos de recuerdos tejidos con nostalgia y ternura.

En aquel instante, el tiempo se detuvo para ellos, envolviéndolos en un abrazo eterno. Sus miradas irradiaban un fulgor especial, como estrellas fugaces que destellaban en la oscuridad.

En ese fugaz encuentro, se liberaron del peso del mundo, dejando atrás las preocupaciones y los afanes diarios. Por un día, se permitieron el lujo de sumergirse en un océano de felicidad, donde solo existían ellos y el cálido lazo que los unía.

━━𝐏𝐑𝐎𝐌𝐈𝐒𝐄 《Hades》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora