Ochaco se estaba vistiendo para su cena con Katsuki cuándo alguien llamó a su puerta.
—Hija, soy yo, cariño. —exclamó Rei.
—¿Qué sucede mamá? —preguntó mientras trataba de subir la cremallera de su vestido.
—Ven aquí, te ayudo —dijo Rei, Ochaco fue hacia ella— Recuerdo cuándo solía hacer esto por ti, la diferencia es que ahora eres toda una mujer. —comentó mientras subía la cremallera.
—Mamá —murmuró la chica.
—Tenías 16 años cuándo tuviste tu primera cita, te compré un lindo vestido... el chico estaba babeando cuándo saliste a encontrarlo. —prosiguió Rei— Tenías nervios, miedo, inseguridades, Porque sabías que probablemente ese chico te iba a dar tu primer beso. Tu padre estaba molesto, no podía creer que su pequeña había crecido, que ya algunas cosas habían cambiado, qué empezarían las citas, los novios, el dolor, el llanto a causa de eso tan hermoso y complicado que llaman amor. —Rei se puso frente a su hija y le acarició la mejilla— Ahora ya eres toda una mujer, pero también corres riesgo del dolor, la decepción y todo lo que conlleva el amor. No te estoy deseando mala suerte, al contrario, quiero que tengas toda la suerte del mundo.
Ochaco sonrió y abrazó a su madre, una lágrima rebelde escapó de su ojo.
—Gracias Mami, te quiero mucho —dijo sin alejarse de la mujer.
—Yo te quiero mucho más, mi amor —musitó su madre, secó la lágrima de su hija y sonrió— Estás arruinado la obra de arte de tu tío
—Es cierto, me va a matar si eso pasa —murmuró.
Su tío había repetido con ella lo que había hecho con su madre, al parecer el hombre se había vuelto su estilista.
— ¡Traigo algo tan hermoso como el día que nací! —anunció Keigo entrando a la habitación.
—Tío... ¿Ahora qué? —preguntó.
Su tío sacó una pequeña caja escondida en su espalda y se la entregó a Ochaco.
—Abrela —pidió. La castaña lo hizo descubriendo unos bonitos pendientes.— ¿Te gustan?, eran de mi madre... ella dejó de usarlos porque mi padre ya no la llevaba de paseo y ella decía que esos eran para ocasiones especiales. Los guardé cuando ella murió... —su tío sonrió melancólico— Cómo saben; no creo tener hijas, así que te los daré a ti, que eres algo cercano a una hija para mí. Está noche es especial, estarás con el hombre al que amas -el cuál está que se cae de bueno- y necesitas estar hermosa, tan hermosa como lo era tu abuela.
—Gracias tío... —murmuró abrazando a Keigo.— Significa mucho para mí que me des esto... nunca conocí a la abuela, pero sé que era una madre y una mujer increíble.
—Lo era —concordó su padre desde la puerta. Todos lo voltearon a ver.
—Hola papá —murmuró. Enji sonrió.
—Katsuki está abajo —anunció. Keigo salió disparado hacia la sala.
—Iré a impedir que le haga algo —murmuró Rei saliendo de la habitación.
Enji tomó los pendientes una vez que estuvieron solos y sonrió.
—A mi madre le encantaba usar estos pendientes —comentó mientras se los colocaba a su hija.
—Lo sé papá, seguro le quedaban hermosos.
—Así es... —Enji asintió— Cómo ahora a ti. Te ves hermosa hija.
Ochaco rió y abrazó a su padre.
—Gracias, papá Te quiero mucho.
—Yo te quiero más, mi niña, con todo mi corazón —Enji acarició el cabello de su hija.— Ese chico tiene suerte y es mejor que bajes antes de que me arrepienta y te deje encerrada en tu habitación.
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Padre Soltero
FanficAclaro que los personajes no me pertenecen, pero serán parte de un bonito fanfic!!