#4: MIGHTY PEDIGREE

20 8 2
                                    


Lo primero que Hadassah hizo cuando el Caballero Imperial Leroy y ella abandonaron la sala del trono fue dirigirse al mismo camino de flores donde habían estado antes. Ya que ahora Gavin Leroy sería su guardián, la siguió sin decir una palabra. Dasha se mordió la lengua y caminó con pasos rápidos, casi furiosos.

La corona que le había regalado su hermano menor reposaba en su codo, lo cual ella agradeció porque, de haberla tenido en las manos, la habría hecho pedazos.

Una vez que llegó al mismo punto donde el Caballero Leroy le había quitado la corona de la cabeza, se detuvo y dio media vuelta para encarar al hombre.

—Si es poder lo que desea, pedirle a mi padre el control elemental habría sido la mejor opción —le espetó, entrelazando sus dedos para no terminar dándole un puñetazo al otro—. No me va a negar que es eso lo que quiere, ¿o sí? Poder. Sea honesto, Leroy, ya estamos solos.

Sus ojos no abandonaron el rostro alargado del Caballero Imperial que se había detenido ante ella. Gavin Leroy la miró fijamente, seguramente pensando qué responder, y luego miró las flores que tenían alrededor.

—Fui honesto en la sala del trono, su alteza —contestó el caradura—. Sé que su majestad, el rey, podría hacer una excepción con las costumbres aquarctianas y otorgarme el control elemental del agua, pero ansío poder participar en una festividad aquarctiana. Aquarctias me ha hecho sentir como en casa.

—¡Ay, por favor! ¡Ahórrese ese cuento! —exclamó ella y... ¿Era sorpresa lo que veía en los ojos del Caballero Leroy?—. Es evidente que usted no me conoce lo suficiente como para desear casarse conmigo. ¿Qué piensa conseguir desposándome? ¿Tiene algún interés político o personal? ¿No estará relacionado este súbito deseo suyo con la muerte del Caballero Imperial Wallace? Es una gran casualidad que usted haya sido elegido como su reemplazo, ¿no cree? ¿Qué piensa conseguir cuando se case conmigo? Si miente, se arrepentirá.

Fue apenas un segundo, pero a Hadassah le pareció ver un cambio en las facciones de Gavin Leroy. El hombre la miró con... ¿miedo? No, era más bien... cautela. Sospecha. Desconfianza. Antes de que ella pudiera descubrir algo más en ese abismo, el Caballero Imperial bajó la mirada.

—Estoy sorprendido, su alteza —susurró, mirándola a través de sus pestañas y mostrándole una sonrisa torcida—. Me halaga que piense que voy a ganar la Cacería.

—Yo no...

Dasha frenó sus palabras y estudió lo último que había abandonado su boca. Cuando se dio cuenta de que lo que había dicho parecía indicar que estaba dando por hecho que su Caballero Imperial terminaría casándose con ella, se sonrojó.

—No pensaba esforzarme demasiado porque, como le dije a su majestad, el rey, sería un atrevimiento de mi parte pretender casarme con usted —agregó el Caballero Leroy, sin borrar esa sonrisa de su estúpida cara agraciada—. Por eso él accedió, sabe que yo no seré una amenaza. Eso, claro, sin contar lo rápida que es usted a caballo. Supe que ganó la carrera del Carnaval Equino de Asquenaz.

»No obstante, ahora me pregunto... Ya que realmente está contemplando la idea de ser mi esposa, ¿debería ganar por usted?

Hadassah se obligó a mantener la compostura, aunque deseaba que la tierra se abriera y la tragara entera.

—Ni lo piense. Y más le vale que lo que me acaba de decir sea cierto. No me tiente a reabrir la investigación por la muerte de Gregory Wallace —advirtió.

No esperó la respuesta del contrario. Dio la media vuelta y se encaminó al lugar donde había dejado a Leonidas y Atticus. Casi medio minuto después, se detuvo y se giró hacia Leroy.

BK: Butterfly's KissDonde viven las historias. Descúbrelo ahora