#EXTRAS: RENARD BADGE

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Veinticinco años después


Eleanor cuadró los hombros cuando los guardias del Salón Real abrieron las puertas para ella. No había sido anunciada, pero la reina Anouk ya la esperaba. Echó un vistazo a la soberana, que estaba sentada en el trono con la caja que Eleanor deseaba abrir... Paciencia.

Avanzó con elegancia, pisando con seguridad la alfombra roja que se desplegaba ante ella, e hincó una rodilla ante la reina Anouk.

—Su majestad —saludó—. Estoy aquí.

—Lo estás, Eleanor —contestó la reina, dejando su trono para acercarse a ella—. ¿Sabes? Nos sorprendiste a todos cuando elegiste abdicar a la corona aquarctiana y servir a Tesatrova. Tu madre pensó que preferirías ser la reina de Aquarctias a una servidora de la casa noble Renard. Antes de entregarte esta caja deseo saber qué hizo que decidieras dejar un reino que tenías seguro y dejar el apellido Dubois para convertirte en Eleanor Renard.

Ellie sintió su rostro arder ante las palabras de su reina, porque ¡no sabía que su madre le había contado todas esas cosas! Qué vergüenza. Esperaba que, al menos, no le hubiera contado las discusiones que tuvieron a raíz de su deseo de servir a Tesatrova. Habían sido años difíciles y ella sabía que había generado tensión en la familia, pero...

Dios había puesto en su corazón liderar la casa noble Renard que había renacido gracias a su padre, esa casa noble Renard de la que su padre se había enamorado. Todos en la casa noble Renard admiraban y respetaban a su padre, porque incluso durante su tiempo de arresto domiciliario trabajó más que nadie para devolverle a los Renard el honor que sus abuelos habían destruido apoyando los planes de guerra de Helena Lefevre.

Lo había logrado. Cuando la gente escuchaba "Renard" ya no pensaba en la guerra que Helena Lefevre había iniciado, pensaba en el líder que había renunciado a su libertad por amor a Dios y a Tesatrova. Decir que el fruto de esos años de prisión habían inspirado a Eleanor no sería una exageración.

—Se suele creer que quien dirige una nación tiene control total sobre ella. Todo el mundo aspira a ser un buen o una buena líder, pero mi interés no está ahí —respondió, añadiéndole a sus palabras la dosis justa de persuasión—. Usted, su majestad, debe saber más que nadie lo difícil que es ser la persona a cargo. Yo aspiro a ser una seguidora fiel y a servirla, porque prefiero tener control total sobre lo poco que tengo que no tener control total sobre un imperio. Si usted me lo permite, seré su más leal servidora y cuidaré su hogar como la protectora más dedicada.

La reina Anouk silbó ante sus palabras.

—Acabo de recordar a tu padre —admitió con una carcajada—. Como sea, toma. A partir de hoy, esta insignia Renard te pertenece, Eleanor Renard.

Ella tragó en seco y se incorporó para recibir la caja... Cuando la abrió, he ahí: la letra R que representaba a los Renard y un zorro, el animal emblema de Tesatrova. Se entrelazaban, porque eran uno. Esa insignia significaba que Renard era igual a Tesatrova y Tesatrova era igual a Renard.

Tomó la insignia con mucho cuidado, buscando el bajorrelieve de su insignia y...

—¿Hojas?

—Una marca de identificación adecuada, si se me permite decirlo —comentó la reina Anouk—. ¡Pero no diré más! Sabes que no puedo revelar qué marca de identificación tienen los otros miembros de la familia Renard. ¡Ahora ve, Eleanor Renard! ¡Tu familia debe estar esperándote para celebrar!

Ella sonrió ampliamente, poniendo la insignia en su pecho y adorando cómo realzaba su uniforme. Entonces le dedicó una reverencia a su reina y se retiró de la Sala Real. Era cierto lo que la reina había dicho. Su madre y su hermano —además de otros parientes maternos— habían viajado desde Aquarctias para poder celebrar su ascenso en la casa noble Renard. Su padre, quien estaba fuera de Kelebek por una misión de Tesatrova, también regresaría ese día para festejar con ellos.

Y, aunque su instructora había fallecido hacía mucho y no podría estar con ella en ese día especial, a Eleanor le daba felicidad haber podido realizarse como una auténtica Renard. Si la señorita Rossin estuviera viva, repetiría las palabras de siempre y le daría una palmadita en la espalda para felicitarla por haberlo logrado.


Los Renard deben ser los más astutos, los más escurridizos, los más avezados, los que conocen la tierra que habitan mejor que nadie. Imposibles de superar, imposibles de atrapar, imposibles de intimidar. Renard es igual a Tesatrova y Tesatrova es igual a Renard.

BK: Butterfly's KissDonde viven las historias. Descúbrelo ahora