#28: PRISONERS OF WAR

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Un año.

Había pasado un año desde la última vez que había visto a Gavin Renard. Tal vez lo recordaba porque, si los cálculos no le fallaban, hoy era el aniversario de la fundación de Aquarctias. ¿Habría organizado Derek algo? La gente merecía poder celebrar la Cacería, seguramente su amigo había llegado a la misma conclusión.

Luego le preguntaría a su informante, Sergei Moccia.

Sí, ese Sergei Moccia.

¿Cómo había terminado el príncipe heredero de Caelirye ayudándola?... Esto tenía que ver con la decisión que su padre, el rey de Caelirye, había tomado al ser visitado por Lucien Lefevre. Artem Moccia se había rehusado a alterar el orden tradicional de Kelebek y había ordenado a sus tropas combatir contra el ejército tesatrovo que amenazaba a su nación. Mientras esto sucedía, Sergei Moccia había decidido enviar a Alizée y a Caruso —su hombre de confianza— a Aquarctias y les había asignado la tarea de investigar cómo estaban las cosas por allá.

—No podía arriesgarme a que tu hermana bastarda escapara —había dicho Sergei la primera vez que se habían visto, siendo ambos prisioneros—. Caruso vigilará sus movimientos. Él es muy hábil. ¿No recuerdas la competencia de tiro al blanco que tu ex esposo empató con él?

Ex esposo. Ja.

Dasha había aceptado la ayuda de Sergei, quien cada mes le comentaba cómo iba todo en Aquarctias. Derek parecía estar haciendo un buen trabajo. El Caballero Imperial Jules Mason lo cuidaba y Alizée lo asesoraba. Al inicio Hadassah había dudado respecto a las intenciones de Alizée, pero se convenció de que ella realmente quería ayudarlos.

O, al menos, quería liberar a Kale de las garras de Tesatrova.

Eso también servía.

Ahora bien, Caelirye había sufrido muchas pérdidas, tanto a nivel militar como a nivel económico. Como Artem Moccia se había rehusado a cooperar, Lucien Lefevre había ordenado a sus soldados saquear las ciudades más emblemáticas de Caelirye. El histórico castillo Moccia había sufrido diversos daños y varias colonias tesatrovas e ignivallianas se habían asentado en Caelirye.

—Tomaste la mejor decisión, reina de Aquarctias —había comentado en alguna oportunidad Sergei Moccia—. Si hubieras ordenado a tu ejército combatir, Aquarctias habría sufrido lo mismo.

—¿Habrías tomado una decisión distinta? —recordaba haber preguntado Dasha— Si hubieras estado en el lugar de tu padre.

—Por supuesto que no. Aquarctias y Caelirye son diferentes. En Caelirye la gente protege a la corona, porque la corona protege las tradiciones y las mantiene en su estado más puro. Caelirye es la única nación que no ha cambiado sus leyes desde que fue fundada. La gente nace y muere todos los días, pero nuestras tradiciones no —había explicado Sergei, con una frialdad que Dasha no supo si aplaudir o temer—. En Aquarctias es al revés, la corona protege a la gente. Aquarctias ha modificado muchas leyes para garantizar el bienestar de su pueblo, por eso es la nación más próspera de Kelebek. La gente de Aquarctias debe ser feliz siempre y su fe no debe ser sacudida. Esa es su fuerza.

»La fuerza de la gente de Caelirye es que la corona se mantenga pura y legítima y que las tradiciones sean amadas por cada rey. Un soberano de Caelirye jamás sacrificará las leyes para salvar al pueblo, porque el pueblo debe estar dispuesto a morir para proteger sus leyes. Un soberano de Caelirye jamás ha de doblegarse ante alguien que reunió los elementos primigenios que siempre deben estar separados y la gente comprende eso aunque deba pagar con su vida las consecuencias de esa decisión. El orgullo de Caelirye es mantenerse fiel a su esencia.

BK: Butterfly's KissDonde viven las historias. Descúbrelo ahora