#6: ROYAL BANQUET

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Cuando su padre anunció que Sienna y los gemelos se quedarían en Aquarctias, Dasha debió sentirse poderosa, pero no lo hizo. En lugar de eso, sintió sus mejillas acalorarse porque recordó las palabras que habían conseguido dejarle sin habla.


Espere a que le demuestre que yo no soy cualquiera.


¿Quién era ese hombre, entonces? No era el primer —y tampoco sería el último— Caballero Imperial que demostraba ser digno de la confianza del rey, pero había en él algo distinto... ¿Era ella la única que lo notaba? Hadassah estaba segura de que Gavin Leroy buscaba algo más. Debía ser un arribista, alguien que quería la confianza de su padre para conseguir algo específico.

Pero había sonado tan sincero cuando le dijo que quería ser su instrumento que...

Como fuere, ahora Dasha se encontraba en Caelirye con sus hermanos y ciertos nobles aquarctianos —entre ellos Derek Jürgen—. Aquel viaje había costado días largos, pero conversaciones no tan aburridas. Ella suponía que debía agradecerle al Caballero Imperial Leroy poder entretenerse con su amigo, el duque de Asquenaz.

—¿Tienes alguna obsesión conmigo? ¿Quieres matarme? —preguntó Derek, logrando sacarla de sus pensamientos—. ¿Qué parte de "apesto para los deportes" no se entiende? Si hay una competencia de tiro al blanco, voy a terminar hiriendo a alguien.

Hadassah no pudo evitar reír, pero no lo hizo mirando al duque de Asquenaz, sino mirando a Gavin Leroy, quien montaba su caballo fuera del carruaje que ella y Derek ocupaban.

Aquel hombre iba tan cerca del carruaje que era imposible no verlo al mirar por la ventana. Aun así, en ningún momento volteó para enterarse de lo que ocurría en el interior del vehículo. Gavin Leroy mantuvo la vista en el camino y en los alrededores, atento a cualquier amenaza que pudiera presentarse.

—No herirás a nadie —respondió con un aire distraído—. Además, eres el único al que puedo invitar a este tipo de cosas. No confío en mis otros amigos.

—Entonces no son amigos.

Dasha miró a su amigo con una sonrisa deslumbrante.

—Por eso quería casarme contigo —comentó, justo antes de liberar una carcajada—. Contigo no me aburro.

Derek rodó los ojos, pero luego cuadró los hombros y adoptó su usual postura formal.

—Bueno, ¿quién sabe? —inquirió al aire—. Tal vez Dios se apiade de mí y consiga ganar.

—Te ayudaré en lo que pueda —prometió Hadassah, mirando al contrario con infinito agradecimiento—. Le diré a mi padre que eres mi caballo ganador. Tal vez decida escucharme por una vez en su vida.

—¿Su majestad? Él nunca te escucha, Dasha —remarcó con humor Derek—. ¡No escucha a nadie! Salvo a tu madre, tal vez.

Ella rio con él, pero la risa se atascó en su garganta cuando recordó que Gavin Leroy había logrado lo que ella no: ser escuchado por su padre.




—Un día como hoy hace veinte años el mundo me conoció. Dios, el fundador del caos y el orden en Kelebek y el mundo, fue testigo de lo mucho que mis padres anhelaban concebir y les otorgó una bendición: yo. Hoy es un día de gozo para mis padres y para Caelirye, así que quiero agradecerles por estar aquí y celebrar conmigo —proclamó Sergei Moccia, de pie en el jardín principal de su castillo y rodeado por banderas con colibríes, el animal emblema de Caelirye—. Deseaba una celebración modesta y ajena a los conflictos políticos de nuestros países, por eso decidí invitarlos a ustedes. Espero que se diviertan con las actividades que tengo programadas esta noche. ¡Sean bienvenidos a este banquete, príncipes y princesas de Kelebek! ¡Buen provecho!

BK: Butterfly's KissDonde viven las historias. Descúbrelo ahora