Nueve

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Dos semanas de asistir a aquel lugar, y lo admitía, tal vez sí lo necesitaba.

Youngjae siempre estaba con él, para el bajito era todo nuevo así que con su ayuda las cosas eran más fáciles.

A pesar de su estado, consiguió un trabajo en la cafetería que se encontraba a unas cuadras del departamento. La señora Kim era muy amable, le preocupaba que se hiciese daño así que no muy convencida le dió el trabajo, decidió dejarlo a cargo de la caja, solo estaría sentado recibiendo el dinero. Su horario de trabajo sería lunes, miercoles y viernes, en la tarde. A Minho no le agradó pero respetaba su decisión.

Ya era tarde y Hyunjin aún seguía en la cafetería, estaba limpiando la mesa cuando de repente alguien lo abrazó por atrás, sin ver quién era, golpeó a aquella persona.

Minho llevó una mano a su labio, en cuestión de segundos una gota de sangre se hizo presente alarmando al bajito, rápidamente tomó una servilleta de la mesa que limpiaba anteriormente y lo colocó en la zona del golpe provocando un quejido del alto.

-Definitivamente, hoy no fue mi día.

-Y-Yo lo siento, creí que era el chico de la o-otra vez.-Hyunjin se dió cuenta de lo que había dicho y quiso golpearse.-I-Iré por mis cosas.

Se quitó el delantal, fue por su chaqueta siendo seguido por Minho.

-¡Espera! ¿Alguien te intentó tocar?

Quiso detenerlo, pero al tomarlo del brazo su mano comenzó a doler soltando un gemido de dolor, Hyunjin rápidamente se volteó para saber que pasaba.

-¿Te ocurrió algo? ¿Qué tiene tu mano?

-Nada importante, pero no has contestado mi pregunta.

-Creo que lo mejor sería irnos al departamento, espera, solo cierro y ya.

Minho asintió, el otro se encargó de cerrar, ambos salieron de local con dirección al lugar donde vivían.

El camino era silencioso, ninguno se dirigió la palabra, así estuvieron hasta que llegaron a su destino.

Ya estando dentro, Hyunjin fue al baño por el botiquín para poder curar la herida que había provocado en el contrario, Minho se agachó hasta quedar a la altura del bajito y así estuvo mientras este le limpiaba delicadamente con el algodón. Al terminar con la herida en el labio, fue el turno de la mano, dió un leve masaje por la zona afectada, finalmente colocándole una venda por todo el brazo hasta llegar a su mano.

Tenían mucho que así que ambos se sentaron uno enfrente del otro.

-Gracias.

-Está bien, pero deberías ir al médico.

-Mañana iré, tal vez no me admitan en los ensayos.

-¿Cómo fué?

-Cuando venía de ensayar, una camioneta me chocó, la motocicleta cayó encima de mi brazo, no fue tan grave pero el conductor de la camioneta huyó así que como pude levanté la motocicleta pero no logré prenderla, estaba un mecánico cerca así que la empujé hasta ahí y la dejé para que la arreglen.

-Me hubieras llamado, ¿por qué no fuiste al hospital?

-No quería interrumpir tu trabajo, y no fuí porque en ese momento no me dolía tanto. Me subí al transporte público pero me dejó una cuadra antes de la cafetería así que pasé por ti pero lo único que me llevé fue un golpe.

-Ah, lo siento, no sabía que eras tú, simplemente llegaste a abrazarme.-dijo sintiéndose culpable

-Eso me pasa por querer espantarte, ahora me dirás quien mierdas te está molestando.-de pronto su rostro cambió a uno más serio.

-Ni siquiera sé su nombre, ha ido más de cuatro veces a la cafetería, disimuladamente me toca, y siempre me está llamando para que vaya a su mesa.

Al escuchar eso, Minho cerró los puños con fuerza, sentía un enojo incontrolable, el solo pensar en que un asqueroso hombre toque a su pequeño le hacía pensar en querer buscarlo y hacerle daño hasta que aprendiera a no meterse con el bajito y con ninguna otra persona.

-Espero que no haya una próxima, pero, si lo vuelve a hacer, no importa el día ni la hora, llámame e iré a darle una lección al idiota ese y a cualquiera que se atreva a tocarte

-S-Sólo olvídalo ¿de acuerdo?,y quita esa cara... m-me da miedo.

Lo último lo dijo en un susurro, aún así el alto alcanzó a escucharlo, el bajito colocó una mano en la del contrario y rápidamente su semblante se relajó, no quería asustarlo.

𝒀𝒐𝒖 𝑪𝒂𝒏 𝑺𝒕𝒂𝒚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora