ɴᴏᴛ ᴀɴᴏᴛʜᴇʀ sᴏɴɢ ᴀʙᴏᴜᴛ ʟᴏᴠᴇ [thiam]

Refuerzos en camino.

Era real. Real y escalofriante en extremo.

Scott creyó haber saldado todos sus asuntos con Monroe y sus cazadores, realmente lo creyó. No hubieron noticias suyas después de rescatar a ese hombre lobo jóven llamado Alec, quien había decidido vivir a las afueras de New York hace poco. El alfa estaba casi seguro de que sus demás preocupaciones luego de eso serían meramente banales.

Vaya que no.

Scott recibió una llamada de Derek, que a su vez, había recibido una llamada de un viejo amigo; su departamento en Francia había sido allanado y por suerte no lo habían encontrado adentro, pero estaba claro que no era seguro seguir ahí. Scott sugirió a Derek reunirse, y el lobo evolucionado no tuvo que esperar escucharlo dos veces.

En pocas horas su Camaro negro estaba estacionado frente a la casa de Scott, mientras discutían seriamente el asunto de Isaac en Francia. El beta estaba en aprietos en la Unión Europea, en donde la manada McCall no tenía aliados. Excepto por Jackson y Ethan, pero ellos estaban en Londres, una ciudad que no estaba demasiado cerca. Isaac estaba considerablemente solo y sin sustento económico, lo que hacía su caso un poco más complicado.

—Puedo contactar a Argent antes de considerar a Jackson y Ethan. —sugirió Scott.

Derek asintió con la cabeza. Sus brazos estaban cruzados y su postura rígida, demostrando su tensión. Scott no podía juzgarlo, y no lo haría; Isaac había sido el primer beta mordido de Derek durante su corto período como alfa. Y aunque ya no lo era, su cariño por el beta seguía ahí.

—Isaac estará bien, Derek. —el alfa intentó tranquilizarlo, pero de poco sirvió.

Stiles entró en la habitación con el celular en el oído y una mano en la cadera, escuchando la voz de Liam del otro lado.

—¿Noticias?

Stiles asintió hacia su mejor amigo, y le mostró su dedo índice para indicarle que espere un segundo mientras Liam terminaba de hablar.

—De acuerdo, dile a Malia que no sea demasiado brusca con él. —Stilinski culminó su llamada, colgando y guardando su teléfono en el bolsillo de su pantalón. —Encontraron a Alec.

Scott suspiró, acariciando su sien con notable estrés.

—No fue muy hospitalario, creyó que eran cazadores. Y al parecer sufrió una emboscada hace poco.

Todo el alivio de Scott se escapó de su cuerpo cuando oyó eso, pero decidió no argumentar nada. Ahora Alec estaba con Liam y Malia. Ellos lo llevarían a Beacon Hills y ya lo hablaría con el chiquillo.

—¿Qué hay de ustedes?

—Necesito el número de Argent.

—Un poco complicado, cambia de número todos los meses. —el humano hizo una mueca. —No recuerdo cuando fue la última vez que hablé con el hombre directamente, era un poco intimidante.

Derek le alzó ambas cejas, queriendo decirle lo inoportuno que era su comentario. Realmente no venía al caso.

—Ahórrate el monólogo, chico parlanchín. —Stiles ironizó, acercándose a la mesa en la que ambos licántropos reposaban. —Mi papá me dio esta lista de números, según dijo, Argent se la dio con todos los números a los que cambiaría y la actualizó por última vez hace unos meses. Tal vez tengamos suerte.

—Encárgate. —Derek sentenció, alejándose, dejando a Stiles con una expresión indignada mal disimulada.

—Por favor, Stiles, encárgate. —Scott suavizó el pedido.

—Scott, ya revisé el perímetro, está libre. —Theo informó colocándose su camiseta.

Scott le había pedido que usando su transformación de lobo evolucionado revisara el área, buscando alguna señal de cazadores sin parecer sospechoso; solo como un lobo común corriendo por ahí.