ɴᴏᴛ ᴀɴᴏᴛʜᴇʀ sᴏɴɢ ᴀʙᴏᴜᴛ ʟᴏᴠᴇ [thiam]

Al límite.

Theo conduce a la preparatoria. Es sábado, pero en algún lugar debería ducharse.

Él se detiene en un semáforo en rojo, golpeteando el volante con su dedo índice, impaciente.

Se siente asqueroso. Ha tenido pesadillas toda la semana, la mayoría de sus camisetas están manchadas con su propia sangre y su camioneta está empezando a oler a cadáver putrefacto tanto como él. Sabe que debería llamar a Scott, o Liam, que está mucho más cerca y dispuesto a ayudar. Pero no lo hace. Aún puede aguantar un poco antes de estar en su límite.

Su cuerpo duele, a sus párpados cada vez les cuesta más trabajo mantenerse abiertos y su garganta arde cuando tose por enésima vez ese día. Está mal, lo sabe.

El semáforo cambia a verde y se permite avanzar de nuevo. Bostezando cuando por fin puede ver la escuela a la distancia. Theo pisa el acelerador un poco más, queriendo llegar rápido, ducharse y quizás lavar un par de camisetas. Pero su pie cambia rápidamente al freno cuando lo ve: el Jeep oxidado de Stiles estacionado en la entrada de la preparatoria.

Stiles se había ido a la universidad hacía un año y poco más. Su Jeep había pasado a custodia de Scott y cuando él también se fue, se lo dieron a Liam, pero él decidió que era demasiada presión con las amenazas que recibía diariamente por parte del humano.

Si ese pedazo de chatarra estaba ahí, pensó Theo, entonces Stiles también. O al menos Scott. Quizás Monroe había vuelto. Y se estremeció.

Agudizó su oído mientras aparcaba la camioneta, intentando escuchar que pasaba en la preparatoria. Tosió, cubriendo su boca cuando bajó de su vehículo dispuesto a correr. Era Scott, el alfa de Liam estaba ahí adentro.

—¿Theo? —la voz de Lydia lo sorprendió. —Vaya, sigues aquí, creí que te habías ido hace... Oh, oye, ¿estás bien?

Theo asintió con su mejor cara inexpresiva, presionando una de sus manos contra su abdomen lastimado. Había recibido una bala impregnada en algún tipo de veneno hace unos días, no podía sanar y se sentía a morir. No sabía como exterminar ese veneno en su cuerpo, el acónito no le hace daño a las quimeras así que debía ser alguna otra cosa, diseñada específicamente para creaciones genéticas como él.

—¿Qué están haciendo aquí?

—Scott recibió una amenaza de Monroe. —la banshee suspiró frotando sus manos para calentarse en el frío de la mañana. —Ella está de vuelta. Scott temió por Liam así que volvimos en cuanto pudimos, llegamos hace unos minutos, de hecho. Él está adentro con esa mujer, negociando. Ya sabes. Cumbres de paz, la especialidad de Scott.

—Van a matarlo. —el chico murmuró, haciendo relucir sus ojos justo antes de correr y entrar en la escuela.

—Bienvenida de vuelta a Beacon Hills, Lydia.

...

—¡Scott! —Theo exclamó, viendo al alfa en el suelo rodeado de humanos armados.

—¡Theo, ve por Liam, arriba! —Scott pateó a uno de los cazadores en la pierna, provocando la falta de equilibrio y haciéndolo caer, finalmente levantándose.

Theo asintió con vehemencia, marchandose escaleras arriba de inmediato. Su corazón retumba en sus oídos mientras la herida en su abdomen punza aguda y dolorosamente. Teme por Liam, teme que esta vez sea demasiado tarde para salvarlo.