El fin... por fin.

828 70 36
                                    


STILES STILINSKI

Frío.

Detesto el frío...

El frío es sinónimo de soledad, oscuridad y miedo. Es todo lo que odio.

El frío es una manta de pura tristeza que la gente trata de disfrazar con luces coloridas en un pino artificial y una buena taza de chocolate caliente frente a la chimenea, pero no es más que eso, un disfraz.

Si el frío tuviera un color, cualquiera diría que sería azul. Pero a mí me recuerda al verde. No el verde vivaz de los árboles en verano, sino a uno más pálido y gélido. Uno con pequeñas motas azules.

Esa singular combinación de colores me ha perseguido durante años. En sueños que se convertían en pesadillas, y pesadillas que se convertían en realidad.

Justo ahora, lo observo de frente. Esa extraña mezcla que me recuerda al aterrador frío de invierno, capaz de congelar a cualquiera que no esté bien protegido bajo una gruesa capa de abrigos.

—¿Es un buen plan? —la voz susurrante de ese hombre me eriza los cabellos de la nuca.

—Es todo lo que tenemos, así que espero que lo sea. —contesto, tan claro como puedo.

—¿Qué pasa si falla?

Guardo silencio, jugueteando con mis dedos. Mis ojos se desvían de los suyos hasta donde el cuerpo de Scott reposa en el sofá del solitario salón.

—Pues... perderé a mi mejor amigo para siempre. —él tararea en respuesta, estando de acuerdo, y una de sus manos se posa en las mías para detener mis ansiosos movimientos.

—Entonces habrá que apostar por que salga bien. —de nuevo, mi mirada se clava en sus ojos, y temo dejar de respirar cuando noto que se han vuelto cálidos solo para mí.

—Estoy asustado, Derek. —confieso al final, después de un momento de silencio. Mis palabras no son más que murmullos que él puede escuchar perfectamente.

Han pasado muchas cosas en los últimos meses. Mi relación con Lydia acabó de la noche a la mañana tan pronto como mis ojos se posaron en los de Derek. Claro, figurativamente, porque no habíamos terminado de manera oficial hasta hace un mes.

Ella logró aceptar de algún modo lo que sucedía entre él y yo. Lamento que le haya dolido. Nunca fue mi intención que eso pasara.

¿Una de las cosas que han cambiado? Mi comunicación con Derek, que antes se basaba en comentarios llenos de ironía y sarcasmo. ¿Ahora? Algo tan profundo como admitir que tengo miedo, frente a él parece insignificante.

—¿Por qué? —susurra él de vuelta, esperando pacientemente a mi respuesta.

—¿Que mi mejor amigo esté relativamente muerto no es razón suficiente?

—No debería, fue tu plan.

—Y exactamente por eso me preocupo. —obvié, rodando los ojos. —Considerando tu expresión, supongo que no lo recuerdas, pero mis planes suelen salir muy mal.

Derek me mira con incredulidad, y termina por suspirar cuando sus manos se posan en mis mejillas, dejándome sin otra opción más que mirarlo a los ojos.

ɴᴏᴛ ᴀɴᴏᴛʜᴇʀ sᴏɴɢ ᴀʙᴏᴜᴛ ʟᴏᴠᴇ [thiam]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora