Theo quiere...

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Liam observaba a la distancia, con el ceño tan fruncido que parecía tener una uniceja, como Theo intercambiaba palabras con Scott. Odiaba no poder hacer uso de sus habilidades ahora para escuchar lo que decían. Las peleas con su ancla hacían que la conexión durante la luna llena fuese más baja, por ende Liam corría el riesgo de perder el control si abusaba de su licantropía ahora.

Estaba rodeado de hombres y mujeres lobo, pero él era una bomba de tiempo con mucho en mente. No podía sacar nada bueno.

Luego de que Scott, vacilante, le diera el visto bueno a Theo para lo que él visiblemente le estaba pidiendo, la quimera se giró y entró a la cabaña de la que recientemente habían salido. Liam se cruzó de brazos, siguiéndolo con la mirada hasta que ya no fui visible.

Scott por otro lado, se acercó a Isaac y ambos se prepararon para charlar con Angie. Liam, sin tener nada que hacer, fue con ellos.

—¿Y Malia? —preguntó.

—Estaba alterada por la luna llena, dijo que no se había preparado para ella y, bueno, quería correr por el bosque —le contesta Scott, sin mucho problema. —. Así que se transformó en coyote y solo corrió.

Liam hizo una mueca, pensando en si estaría bien preguntarle a Scott sobre la razón por la que Theo estaba en la cabaña con los líderes de los Filkas. Pero se mantuvo en silencio.

Isaac detuvo su caminar, y tanto el alfa como Liam, siguieron su mirada. Ahí estaba Allison, muy cómodamente trenzando el cabello de una muchacha. Ella ya no vestía de gala, en su lugar, usaba unos pantalones cortos y un top abierto en la espalda. En la cabeza llevaba una corona hecha de ramitas y flores blancas, mientras que de su cuello colgaba un collar con una piedra azul que brillaba con la luz de la luna.

Isaac y Scott la observaron por un momento, y Liam estaba seguro de que podrían quedarse así toda la vida, así que los empujó para seguir con su camino.

Angie les había dicho que no podían hablar de su hermana en el claro, ahí estaban todos en un ambiente de fiesta y diversión que no sería justo colorear de gris, por lo que ahora, el alfa y ambos betas, caminaban por el bosque siguiendo el rastro de rasguños frescos en los árboles que Angie había dejado para guiarlos.

Pronto llegaron a otro claro, mucho más pequeño que el anterior. En medio, estaba sentada Angie, de piernas cruzadas sobre el tocón de un árbol que rápidamente reconocieron como uno de los tantos Nemeton que habitaban por el mundo.

Al acercarse más, notaron que el árbol estaba lleno de marcas; eran marcas peculiares, hechas visiblemente a propósito.

Scott frunció el ceño y ladeó la cabeza, confundido. Isaac hizo un gran trabajo para no compararlo con un cachorro y Liam permaneció en un incómodo silencio. No se sentía con la fuerza suficiente como para burlarse de su alfa esta vez.

Angie siguió la mirada de Scott y le mostró una sonrisa tranquilizante.

—Son las marcas que cada miembro de la manada deja en nuestro árbol sagrado. —le explicó, acariciando suavemente una de las marcas más recientes cerca de ella. —Es el ritual de iniciación de los Filkas.

Scott miró de soslayo a Isaac, quién verdaderamente intentaba no reír. En este momento, Scott se sentía como el alfa más extraño del mundo.

La manada de Satomi tenía tatuajes, su propio mantra, e incluso una manera de encontrarse unos a otros solo con alinear unas rocas.

La manada Hale tenía un triskelion que había pasado de generación a generación para ayudar a controlar a los betas en luna llena, no era real, pero lo tenían.

ɴᴏᴛ ᴀɴᴏᴛʜᴇʀ sᴏɴɢ ᴀʙᴏᴜᴛ ʟᴏᴠᴇ [thiam]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora