No mueras hoy.

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Las uñas ya no formaban parte de las manos de Liam, se las había arrancado hace ya rato. Su pierna se balanceaba de arriba a abajo con impaciencia, escuchando las conversaciones susurradas de los extraños que caminaban por el pasillo concurrido de la preparatoria.

A su lado derecho, Theo leía un libro en completa paz; su boleta de calificaciones le había sido entregada hace un par de horas y realmente no le sorprendió a nadie que haya aprobado todas las materias. A su lado izquierdo, Mason hacía lo mismo con una historieta, bastante calmado respecto a sus notas. Todos sabían que, siendo el cerebrito que era, aprobaría. Corey no moriría, tampoco Nolan. Liam era el único sufriendo porque, al parecer, no confía lo suficiente en todas sus horas de estudio durante la noche. Eso y que muchos profesores lo odian.

Estaban atravesando su último día de clases de la preparatoria. La nieve aún no llegaba a Beacon Hills, pero el frío ya era demasiado insoportable; lo suficiente como para envolver a todos en varias capas de ropa abrigada. Liam estaba ansioso por su graduación, sería solo la notificación de que finalmente podría desprenderse de la preparatoria y largarse del pueblo, y luego les darían un título que solo les serviría de orgullo a ellos y presunción para sus futuros hijos.

La puerta del aula fue abierta y Liam se puso de pie casi de un salto cuando dijeron su nombre. El profesor Finstock lo miró con cansancio y le hizo una seña de que le siguiera, lo que él hizo sin rechistar, recibiendo una palmadita en la espalda baja por parte de Theo a modo de apoyo.

Pronto el beta estuvo sentado en la silla del escritorio del entrenador. Él acomodaba un par de hojas sin prestar especial atención al colapso de nervios que Liam sentía.

—¿Y bien? —pregunta el rubio, un tanto impaciente.

—¿"Y bien", qué?

—Las calificaciones, entrenador. —Liam murmura. —¿Está todo en orden?

—Me temo que no puedo decirte las calificaciones de los alumnos, Liam, eso es confidencial. —la expresión en el rostro del maestro era de profunda aflicción, como si realmente hubiese pasado algo trágico. —Como lo siento.

—Mis calificaciones, entrenador —el beta resalta, haciendo ademanes con las manos para acelerar el proceso. —Solo las mías. No creo que sea confidencial si es para mí.

El hombre chasqueó los dedos, señalando al chico con una sonrisita ladeada. —Exacto. Eres más listo de lo que pareces, tendré que anotar eso para el próximo año.

La cara de Liam palideció. —¿Próximo año?

—Por supuesto. ¿Acaso planeas dejar la escuela? —Liam frunce el ceño. —No te lo recomiendo, tengo un primo que dejó la preparatoria y deberías verlo ahora. Tiene urticaria, está quebrado y solo, y huele terriblemente mal. Es realmente desagradable.

—Y... ¿qué le sucedió?

—Vive en una casa abandonada para no pagar impuestos. —el coach levanta las cejas. —Ah, es eso. ¿Quieres dejar la preparatoria y quedarte solo y lleno de urticaria, Dumbar?

—Es Dunbar. —el beta corrige, controlando su estrés para no perder la cabeza. —Y no, no dejaré los estudios. Es solo que este era mi último año de preparatoria, se supone que estoy aquí para saber si me gradué o no.

—Ah —Finstock niega con la cabeza y vuelve a revisar sus papeles. —, por supuesto, debí saberlo.

—Usted realmente...

—Liam Dumbar.

—Dunbar.

—Lo que sea —él sisea, sacudiendo la mano como si quisiera espantar una mosca. Liam guarda silencio con una mueca. —. Bueno en lacrosse. No tanto en los estudios generales. —y es entonces cuando el beta comienza a morder las pocas uñas que le quedan. —Matemáticas, una C. Biología, una B+. —beneficios de tener una quimera genética en casa. —Ciencias Naturales, C. Química, B. Economía, B+. Muy bien, Dumbar. Francés, una D. Nada que no resuelva tu buen rendimiento en deportes. Historia, una A. Es tu única materia completamente aprobatoria. ¿Te gusta la historia?

ɴᴏᴛ ᴀɴᴏᴛʜᴇʀ sᴏɴɢ ᴀʙᴏᴜᴛ ʟᴏᴠᴇ [thiam]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora