La razón.

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Todo volvía lentamente a la normalidad. Liam se estaba acostumbrando nuevamente a la presencia de sus padres en casa y al hecho de que trataran a Theo mejor que a él. Había vuelto a la escuela y Scott se encargaba personalmente de convocar una junta con Monroe para ponerle fin a todo de una vez. Liam no sabía cómo, pero su alfa parecía tener un plan.

La historia con Theo no era muy diferente. No se hablaban tanto como antes, pero ambos tenían cosas que hacer, así que no fue una sorpresa.

Casi habían sustituido a Liam de su puesto como capitán del equipo de lacrosse por sus extensas faltas, al igual que a Theo del equipo de fútbol americano. Ambos lograron mantener sus rangos haciendo horas extras en los entrenamientos los fines de semana. Horas extras que los dejaban completamente agotados y con ganas de dormir apenas llegasen a casa. Sin embargo siempre encontraban uno o dos minutos para darse los buenos días y las buenas noches todo el tiempo, o solo hablar de lo complicado que era tener a todo un equipo bajo su mando. Porque, obvio, el entrenador no hacía más que soplar su silbato.

Para Liam era un poco más sencillo, ya que tenía a Nolan como su co-capitán. Pero a Theo no le gustaba compartir el mando, así que se encargaba él solo.

Ese sábado, Liam había recibido la llamada de Scott. El alfa le decía que finalmente había llegado el momento. Monroe había aceptado su solicitud de una reunión.

El plan era que Scott simplemente haría tiempo suficiente hasta que el sheriff llegara al lugar en el que estarían, y se llevaría a Monroe y a sus seguidores a prisión. Era sencillo y no implicaba pelea directa, así que fue genial. Angie se encargaría de su hermana para que ella no quisiera convencer a su jefa de marcharse o hacer algo más, como atacar.

Liam todavía quería matarla, por cierto, pero Scott no permitiría eso jamás.

Con dolor en todos los músculos de su cuerpo, se dio una larga ducha de agua caliente. Hasta que Theo lo llamó desde el otro lado de la puerta diciéndole que iban tarde.

—Mira que fastidias. —murmuró al salir del baño.

Theo no contestó. Ni siquiera se molestó en mirarlo. Estaba recostado en la cama de Liam leyendo una de las historietas de superhéroes que el beta coleccionaba con dedicación desde que tenía doce años. Con una mueca de dolor, permitió que Theo siguiera leyendo, confiando en que cuidaría la historieta de todos modos.

Liam eligió su vestimenta y entró al baño una vez más para vestirse con tranquilidad. Había optado por algo que le permitiera moverse libremente, en caso de que se complicaran las cosas con los cazadores.

Bajo los reclamos de Theo por la tardanza, Liam le respondió con un par de insultos. Ya ni siquiera podía mirarse al espejo y mentalizarse por si moría esa noche sin que le interrumpieran.

Salió del baño una vez más, con cara de pocos amigos. Theo había dejado la historieta en su lugar y el enfado de Liam simplemente se esfumó por eso. Una tontería.

—Muévete —le dijo a la quimera, sin mucho tacto.

Él rodó los ojos, pero tomó su orden. Ambos salieron de la habitación de Liam, cerrando la puerta con cuidado para no alertar a su madre, quién dormitaba en la habitación de al lado.

Estaban por bajar las escaleras cuando Liam se detuvo frente a la puerta del dormitorio de sus padres. Theo le dio una mirada inquisitiva cuando le beta parecía querer entrar.

—¿Qué haces? —le preguntó.

Liam se encogió de hombros. —Quisiera despedirme.

—Vas a volver.

ɴᴏᴛ ᴀɴᴏᴛʜᴇʀ sᴏɴɢ ᴀʙᴏᴜᴛ ʟᴏᴠᴇ [thiam]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora