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Misuk:

"Besos mojados"

Me recriminé una y otra vez el desear nuevamente que el señor Jeon me bese. Su respiración agitada se sentía demasiado bien sobre mis labios, sus ojos me miraban con lujuria, deseo, desesperación, todas las palabras que no significaban nada bueno. Lo estaba llevando al límite, y yo también estaba al límite.

Pero... ¿Qué pasaría después de besarlo?

Aquel boto que había cuidado tanto y que me había costado años conseguir se iban a ir en tres minutos, en un toque de sus labios con los mios. ¿Eso era lo correcto? Lo que uno deseaba no siempre era lo correcto.

Me quedé viendo al señor Jeon, y justo cuando quiso acortar el pequeño espacio que nos separaban para el beso, decidí girar el rostro. Sus labios me tocaron la mejilla derecha, me mordí el labio por rechazarlo.

Mi yo que se estaba descubriendo ahora, que comenzaba a sentir cosas nuevas, que vestía con vestidos bonitos y reveladores, que amaba un poco más su cuerpo, no quería apartarse, pero el yo que habían educado por años y años en el convento, decidió por el otro y terminó ganando.

El señor Jeon se apartó tan rápido de mi que él frío natural de su habitación me golpeó abruptamente, hubiera preferido su cuerpo junto al mío, su calor corporal era muy relajante, y me gustaba. Sin embargo, yo me había ganado su furia.

Porque sí, el señor Jeon estaba furioso, soltó un bufido que me hizo incluso saltar, la idea no era provocar nuevamente su furia, pero era lo que había logrado y lo entendía perfectamente, el quería, y a pesar de que yo le mostraba de que también lo deseaba, seguía rechazándolo.

Me dio la espalda enseguida y decidí que era hora de escapar, era mi momento de salir de allí, de no experimentar nada.

Sin embargo, no me moví.

Me jodía mucho ser tan inestable con lo que pensaba, en un momento me arrepentía y en el otro decidía que lo mejor era seguir estirando la cuerda hasta ver a fonde llegaba.

Yo también quería sentir, desear; me gustaban las sensaciones que me hacía sentir el señor Jeon, no eran malas, eran placenteras, me gustaban mucho, eso quería decir que no era malo ¿Verdad?

Sentir placer no era malo ¿No?

Mi mente se volvía un caos cuando hacía mis debates internos, quería, deseaba seguir, pero el boto también era importante, pero necesitaba continuar porque me gustaba el señor Jeon, y no sé fijaría en mi si seguía rechazándolo, el señor Jeon no era una persona con mucha paciencia y eso me lo había demostrado, por lo mismo, si continuaba así de esa manera con él, se daría por vencido y buscaría a alguien quién de verdad le hiciera caso. Y el señor Jeon me había enseñado cosas que nadie me había enseñado, a pesar de ser un hombre de pocas palabras, y bastante serio, me hacía sentir segura tal y como era, y eso era más que suficiente para mí.

—Señor Jeon —lo llamé.

Seguía desnuda, ruborizada y cohibida detrás de él, y a pesar de que estaba furioso, no se había movido de donde estaba.

Giró su rostro furioso, tenía la mandíbula apretada y el entrecejo fruncido, la cara que definitivamente no me gustaría ver a menudo.

—¿Qué? —espetó con fuerza.

Tomé aire en mis pulmones y caminé un poco hacia él, rodeé su enorme cuerpo musculoso para quedar de frente a él, dejó que yo hiciera lo mío y no se movió, y cuando estuve frente a él, bien cerca, me coloqué de puntillas para intentar acercar mi cara a la suya.

Unholy › jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora