Los Perfeccionistas

Capítulo 39

Dylan Walker

Caitlin no podía ser la única de nuestro grupo de amigos que termine en el hospital, no puede ser siempre la ganadora en todo, pienso entre risas.  Aunque lo mío solo fue control, tengo que agradecer que no haya terminado en situaciones peores.

En esta ocasión mis fantasmas del pasado llevaron a mi impulsividad a tomar malas decisiones, afortunadamente, gracias a la vida, o a Luke, estoy respirando nuevamente y aunque viví segundos de extrema intensidad, ese suceso me llevó a poder valorar un poco más mi vida...últimamente con tantas situaciones desgarradoras, mi sistema respiratorio trabajaba solo por inercia, porque en verdad no tenía motivos para querer seguir viviendo, pero después de atravesar por esta situación bastante traumática esta noche, no quiero que la muerte esté cerca de mí.

—Que bueno que todo esté bien, les avisé a tus amigas que estás aquí—comenta Luke con una sonrisa.

—Una vez más te agradezco por lo que hiciste por mí, si no fuera por ti, mi cuerpo en este momento sería comida para los gusanos.

—Es lo que debía hacer, te hice tanto daño cuando eras un adolescente, que espero que esto enmiende mi error por lo menos un 10%.

—Me quedé con la duda ¿por qué regresaste al departamento? Fui bastante duro contigo—acepto no muy orgulloso de ello.

—Por error había llevado en mi mochila conmigo tu cuaderno, el que usamos para idear el plan, además mientras caminaba, pensé en que tal vez debería volverme a mi pueblo, y no solamente porque no me estaba yendo bien en el oficio, sino porque cuando te encontré, me propuse remediar todo el mal que te había hecho pasar en el pasado, por eso volví a tu casa, para despedirme entregándote tu agenda, sin imaginar que allí estaría Yessica tratando de apuñalarte con un cuchillo. Bueno, quizás prefieres llamarle Charlotte.

—¿Aún piensas en irte? —pregunto con dudas mirándolo fijamente.

—No lo sé ¿qué me sugieres tú?

—Mira, sé que me hiciste mucho daño, no es fácil olvidar las humillaciones que me has provocado, aunque lo intente no es fácil omitir las inseguridades que tuve, producto de tu trato, pero sé que las personas pueden cambiar, y después de arriesgarte lastimando a Charlotte por mí, te odio un poco menos jaja.
Respondiendo tu pregunta, solo tú puedes decidir si te vas o te quedas, es normal no adaptarse a un nuevo sitio, me pasó cuando llegué solo aquí, pero déjame asegurarte de que no quiero que abandones este lugar, por mi culpa—expreso mientras observo que me mira profundamente a los ojos.

—Sabes, perdón que te diga esto, pero Andrew tenía mucha suerte de tenerte a su lado—afirma mirándome con una sonrisa.

Yo, para evitar el tema, le hago una nueva pregunta, pero esta vez conectada con Charlotte y Andrew.

—Hablando de eso, la última vez no te pregunté porque estuviste cerca de la casa de Andrew, la vez que viste salir a Charlotte...o eres un héroe o existen coincidencias sospechosas —bromeo con una carcajada.

—Suelo correr durante las siestas, cuando pasé por allí, como es una zona no muy poblada, entre el silencio característico del lugar, escuché un grito, cuando fui hasta allí, tras unos arbustos vi como la pelirroja con indumentaria extraña salía de la vivienda con sangre entre sus guantes. Estupefacto por lo que había presenciado, quise ir hasta allí, pero escuché las sirenas de la policía y preferí huir para no estar involucrado.
Yo no sabía que Andrew fue su víctima, me había enterado por las noticias el día siguiente.
Intenté hacer la denuncia, aunque no sabía quien era ella, era la primera vez que la había visto. Un amigo me aconsejó que si la investigaba y realizaba la denuncia, podría exponerme yo, ya que no sabíamos si trabajaba sola o con cómplices. Incluso podría haberme arriesgado y sería mi palabra contra la de ella, porque según supuse, había planificado cada detalle para que no queden pruebas.
Cuando vi que esa persona era tu novio, y había hallado la identidad de esa mujer, pensé en decirte todo, para que tengas paz.

En ese instante, escucho la puerta del dormitorio...tras recibir mi orden para pasar, las veo a mis amigas que se balancean para abrazarme.

—¿Qué pasó?—preguntan al unísono.

—Dejenme les cuento cada detalle.