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Hace no mucho alguien comentó en uno de los capítulos que muchas cosas que hacía Kyojuro no tenían coherencia o que no tenía sentido a veces lo que decía con sus acciones. Que estaba todo muy revuelto y no se entendían muchas cosas.

Querida persona, ese el punto de la historia; Kyojuro es un enfermo mental, nada de lo que haga tiene sentido.

— × —

Aizetsu miró la enorme reja de metal que estaba frente a él, el bosque ya hacía alrededor de la mansión de Akaza. La reja se abrió en automático apenas llegó a ella; y una voz por el timbre con sonido le habló. Era la voz de Akaza: «Pasa», escuchó «La puerta de enfrente también está abierta. Llegaré en unos minutos allá, te encargo a Kyojuro»

Pasó saliva y frunció un poco el ceño armándose de valor. Empujó la reja semiabierta y la cerró manualmente tras sí; caminó por el corto tramo del jardín. Había un silencio abrumador. Respiró hondo convenciendose de que era su oportunidad para descubrir más cosas aprovechando que Akaza no estaba y no podía fisgonear sin ser juzgado o interrogado. Cuando llegó al portón lo empujó, lo cerró tal como lo hizo con la enorme reja y se recargó sobre la puerta. En su sudadera azul tenía un pequeño micrófono cerca del borde del cuello que conectaba con uno de sus bolsillos en donde estaba la grabadora que ocupaban para las sesiones. Dió una mirada a la gélida, muy gélida casa buscando a Kyojuro, hasta que lo vió de pie al inicio de las escaleras, observándolo desde arriba del balcón. Tenía un cubre bocas blanco puesto y unos guantes de limpieza. A juzgar por su playera mojada del borde del estómago, supo que estaba limpiando.

Aizetsu le sonrió, y apretó el botón discretamente de su bolsillo, empezando a grabar.

— Kyojuro. — saludó; mostrando un poco sus caninos. Era una extraña costumbre que siempre tuvo. Sekido, su hermano, siempre lo regaño por eso diciendo que se veía vulgar. Pero era natural en él — ¿Cómo estás?

El nombrado le observó, atento. Cómo si de algún modo u otro vacilara entre las palabras y ojos de Aizetsu. Después de unos segundos en silencio, las mejillas de Kyojuro se alzaron y sus ojos se hicieron un poco pequeños regresando la sonrisa bajo el cubre bocas. Bajó las escaleras rápidamente como si estuviera emocionado y alzó sus brazos eufórico dándole un fuerte abrazo de bienvenida al moreno. Aizetsu correspondió enseguida mientras aprovechaba para olfatear disimuladamente al Omega.

Ahí estaba de nuevo ese olor.

— ¡Te extrañe! — habló Kyojuro, separándose, dejando sus manos sobre los hombros del pelinegro. Ladeó su cabeza — ¿Cómo te fue en la escuela?, ¿Hablaste con los Kamado c-como te dije?, ¿Les dijiste que los he e-echado de menos?

Aizetsu sonrió amargamente, ahí estaba de nuevo: revolviendo sus pensamientos confundiendolo con alguien que no era. El rubio le sonrió aún más grande, expectante a una respuesta. No tuvo el corazón para poder corregirlo.

— Si, lo hice — susurró — Dijeron que… Que también te echan de menos.

Esa respuesta hizo que Kyojuro se sintiera más calmado, se alejó un poco y se quitó el cubre bocas. Rascó un poco su cuello lleno de cicatrices y abrió la boca para, quizá, decir algo más; pero se quedó estático mirando un poco más abajo de los ojos azules del moreno. Hizo una mueca, lo que Aizetsu entendió con preocupación.

— T-tienes ojeras más notorias. — le dijo, y Aizetsu se encogió un poco en su lugar — Te ves más pálido y mal.

Y era cierto, la muerte de su mejor amiga, Daki; le había afectado muchísimo. Con su depresión y enfermedades secundarias se le hacía sumamente difícil siquiera tener ánimos para levantarse de la cama después de sus pesadillas y ni hablar de la noticia que recibió está mañana que le hizo sin dudar querer alejarse de Kyojuro por un tiempo, no porque lo odiara o le tuviera miedo como la mayoría, sino porque el aroma de la Omega parecía no poder irse de la casa a pesar de las semanas, sin mencionar que sentía que, de algún modo, había algo detrás de la historia que le contaron; después de todo, fueron los últimos en ver a la Omega con vida. Gyutaro le había tomado un odio profundo a Akaza como si su vida dependiera de ello, lo culpaba de todo lo que había pasado y, de hecho, no fue invitado al entierro de la chica, se enteró que Akaza si fué pero Gyutaro terminó casi sacándolo a golpes.

"THE MURDER OF ME." |⚠ +18| Omegaverse.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora