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Dos semanas.

Dos semanas de terapia diaria de dos horas cada una.

Ni un solo avance significativo. Habían aprendido nuevas cosas de Kyojuro, pero solo eso, aprender. No había mejoras en el aspecto psicológico del rubio; ahora era un poco más expresivo, ya no le tenía tanto pavor al contacto físico, incluso ya había interactuado con los gatos de la clínica. Cualquier persona pensaría que Kyojuro estaría mejorando.

Pero no era así.

Parecía mejor, claro; pero cada día parecía deteriorarse más. Ahora ya no era una persona con ataques de pánico constantes y asustadiza, sino también una persona suicida, con un índice de autolesiónes alto y excesivamente agresiva con otras personas que no fueran ellos.

Recordó la quinta sesión, en donde Kyojuro había llevado un short color azul opaco y una playera rosada, todo iba normal, un rubio bebiendo de un jugo, abrazando su peluche y recargado en el hombro del pelirrojo mientras este le leía una fábula infantil.

De no ser porque en un momento, Kyojuro puso sus piernas en posición de mariposa, lo que hizo que su short se subiera un poco. Ese no fue el problema, el problema fue que se veían cortadas y rasguños profundos en los muslos del rubio.

Ese día descubrieron que el Omega ya no solo se autolesionaba de manera involuntaria entre sus ataques, sino también a voluntad propia estando consciente y con el afán de lastimarse.

Inmediatamente se le fue brindada está información a Akaza, el cuál se sorprendió. El pelirosa lo bañaba, ¿Cómo no podía haberse dado cuenta?, Fácil, Akaza bañaba a Kyojuro con Boxer para evitar invadir su intimidad o hacerlo sentir incómodo, y el boxer era lo suficientemente largo para cubrir parte de sus muslos.

No sabían desde cuándo lo había empezado a hacer, pero todo escaló cuando ya no solamente eran cortadas en los muslos, sino también el brazos, muñecas, hombros y piernas.

Ya no se trataba de alguien que solo se autolesionaba para lidiar con su estrés, sino de alguien potencialmente dañado, más aún cuando Akaza le había llamado en la madrugada sonando desesperado diciendo que despertó por unos ruidos en la cocina, y cuando fue a revisar encontró al rubio con un cuchillo en mano haciéndose cortadas verticales en sus venas.

Yoriichi se paseo por su consultorio de manera nerviosa, y Aizetsu solo se limitaba a verlo estando sentando tras el escritorio.

Ninguno quería hablar, el primero porque estaba pensando, y el segundo porque sabía que su maestro estaba tan concentrado que aunque hablara sería ignorado.

El Alfa miró por sexta vez el papel que tenía en manos, y lo releyó.

«Paciente 253: Rengoku Kyojuro.
Edad: 25 años.
Casta: Omega.
Fecha de ingreso: 21 de Junio.
Fecha de alta:
A nombre de: Soyama Akaza.
Consultorio y especialista asignados: Consultorio 37, Kibutsuji Yoriichi.

Causa de ingreso: 'Ataque de pánico'.

Análisis clínico:

Miedo al contacto físico, Hostilidad/fobia a cualquier persona que no sean: Soyama Akaza, Kibutsuji Yoriichi, Hantengu Aizetsu.

Afefobia, posible síndrome de conducta explosiva.

Tratamiento: Terapias convencionales con gatos, terapia social con pacientes externos, sesiones grupales, actividades al aire libre.

"THE MURDER OF ME." |⚠ +18| Omegaverse.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora