Luz de Estrellas

Cap. 9: Planes y Entregas.

Draco entrecerró los ojos en dirección a Hermione, la niña estaba escribiendo en su libro de matemáticas a una rapidez asombrosa y Potter la miraba cada tanto para pedirle ayuda con algún ejercicio. Su profesora, Pandora Lovegood, se paseaba por el aula mientras vigilaba a todos los demás en la clase, con una sonrisa suave y una expresión que en ocasiones la hacía parecer perdida.

Draco terminó su tarea hace cinco minutos, los ejercicios de conteo eran demasiado fáciles y las sumas se le daban muy bien, así que aprovechando el tiempo libre, decidió observar a Hermione con suma atención; quería encontrar semejanzas, entre ella y el bebé Teddy o el hombre que, pensó, era su papá. Hermione tenía un cabello castaño muy esponjado, los ojos cafés y dientes frontales grandes. No había rizos rubios o de un tono café más claro, tampoco ojos suaves o expresiones amables.

En solo unas pocas semanas de clases, Draco ya había asumido que Hermione y Tom eran los más inteligentes de todos ellos, a él le costaba ponerse al día para levantar su mano y responder cuando la profesora Lovegood hacía una pregunta complicada. Sin embargo, era más fácil mirar a Hermione con enfado que a Tom —el niño era intimidante y Draco se tomó muy enserio las palabras de Pansy sobre ser su amigo—.

Tom no era tan malo, en realidad Draco solo tenía que hacerle caso si los llamaba y no perturbar su paz; Tom prefería sentarse solo y observar a los demás niños en el patio de juegos, no se enfadaba si el resto de ellos corría jugando a las atrapadas o turnándose en los columpios. En algunas ocasiones, cuando Morfin no quería jugar con ellos, se quedaba junto a Tom para molestarlo.

No era difícil permanecer en lado bueno de los Riddle si no te acercabas a los mellizos Potter y el resto de sus amigos, pero para Draco eso era el principal problema. Resulta que convivir con el hombre de sonrisa bonita y Teddy se volvió una rutina, una que Draco disfrutaba; el hombre iba todos los días a recoger a Hermione y, mientras la esperaba, se quedaba junto a Draco y le permitía jugar un poco con Teddy. El bebé no era tan quejumbroso como la primera vez y Draco solía jactarse de que era su presencia, lo que divertía mucho al adulto.

Hermione comenzó a darle leves asentimientos de cabeza al salir de la escuela, nunca decía nada al verlo con el hombre y su hermano, tampoco cruzaban palabras en la escuela, eso no evitaba que Draco intentara calmar su curiosidad sobre ella y el poco parentesco que tenía con el bebé (el mismo problema que veía en los mellizos Potter). Dobby, dos noches atrás, le explicó que hay hermanos que no se parecen y eso no quiere decir que no sean familia, pero Draco replicó diciendo que el bebé Teddy tenía más parecido a él que con Hermione.

Draco salió de su estado analítico cuando la profesora Lovegood dio por finalizado el tiempo y les dijo que podían salir a receso después de entregar sus libros de matemáticas. Tom fue el primero, seguido de Draco, Pansy y Theo. De reojo se percató que Hermione también se levantó para entregar el suyo después de decirle algo a Potter en la oreja, el niño se ruborizó y escribió más rápido en su libro antes de levantarse para seguirla.

Draco esperó a que Tom saliera del salón y le dijo a Pansy que los vería en el patio, una vez estuvo seguro de que sus amigos se fueron, sacó su lonchera de su mochila y se apresuró a acercarse a Hermione; ella estaba hablando con Harry y los dos guardaron silencio al verlo, entonces Draco se sintió nervioso y enderezó sus hombros para que no se notara.

—Quiero hablar contigo — dijo con firmeza. Harry y Hermione intercambiaron una mirada, la niña entrecerró los ojos, desconfiada.

—¿Qué? — replicó lentamente.

Draco inhaló profundo y abrió la boca, pero cuando los ojos de la niña se estrecharon más, todas sus palabras se borraron.

—¿Cómo se llama tu papá? — preguntó en lugar de cuestionar por el físico del bebé Teddy. Hermione se desinfló, ella frunció las cejas y jugó con el dobladillo de su blusa azul.