Cap. 15: Confort al Llorar.

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—Tardaste — gruñó Sirius tan pronto Remus terminó de abrazar a Teddy del auto y ayudar a Hermione a bajar.

Remus suspiró al mirar a Sirius, no se sentía en buen estado para enfrentarse a ellos, pero sabía que si no lo hablaban ahora, más tarde se convertiría en un conflicto peor.

Sirius estaba apoyado en la pared de la entrada, junto a la puerta de la casa. Quedaron en reunirse en el hogar de los padres de Remus para merendar y hacer una pequeña fiesta para los niños, pero todos ellos se apresuraron a irse de la escuela y se perdieron el almuerzo que los docentes organizaron para ellos. La merienda terminó por convertirse en una comida completa.

—¡Cachorros! — exclamó Lyall, saliendo de la casa con los brazos al aire y corriendo en su dirección. Ya no estaban tan lejos de la entrada, pero eso no evitó que el hombre se moviera a mayor velocidad para llegar a ellos.

Remus saludó a su padre antes de dejar que cargara a Teddy y luego tomara a Hermione de la mano para llevarlos al interior de la casa. Hope se asomó a la puerta con la boca abierta en ofensa y comenzó a regañar a Lyall por adelantársele a recibirlos. Ya no le sorprendía que ambos se pelearan por ver quién acaparaba la atención de los niños primero. Sin embargo, la divertida escena no fue suficiente para apartar el estado de Sirius, quien nunca dejó de mirarlo con los ojos entrecerrados.

Lo ignoró lo mejor que pudo y entró a la casa; su madre ya estaba en la sala, abrazando a Hermione contra su cintura e instándola a que le cuente cómo le fue. Harry y Orión discutían algo con Peter; Regulus y Narcissa se levantaron al verlo y James le dedicó una sonrisa forzada. Las expresiones de sus amigos le revolvieron el estómago y Remus apenas pudo sonreír mientras se acercaba a su madre.

—Señora Lupin — dijo Sirius en voz alta, con un tono agradable que por mucho contrastaba con su expresión —¿por qué no deja que Hermione y los niños vayan al patio a jugar un rato? Solo mientras la comida termina de prepararse.

—Sirius... — llamó James, en un tono de advertencia

—Tenemos que hablar con Moony — replicó Sirius.

Lyall arqueó una ceja y miró a su hijo.

—¿Ocurrió algo? —preguntó, desconcertado. —¿Todo en orden?

—Lo está, papá — respondió Remus con voz queda y sin apartar los ojos de Sirius. —. No es nada de lo que debas preocuparte.

—Pero sí de lo que debemos hablar — espetó Sirius —. No voy a esperar a tener sorpresas indeseadas como en el pasado...

Remus reprimió su enojo en contra de Sirius y apretó tan fuerte los dientes que incluso los escuchó rechinar. Sus padres intercambiaron una mirada, ambos sin saber exactamente qué hacer, pero Hope se llevó la atención aplaudiendo con fuerza y sonriendo a los niños.

—¡¿Quién quiere jugar una ronda de simón dice?!

Orión y Harry corrieron al mismo tiempo para seguirla al patio, Hermione no estaba muy dispuesta a hacerlo, pero después del llamado de Harry terminó por seguirlos. Remus se quedó en la sala, ahogándose internamente bajo la presión de Canuto.

—¿Ahora nos pueden decir qué está pasando? — preguntó su madre.

—Eso mismo queremos saber, señora Lupin —dijo Sirius, cruzándose de brazos y entrecerrando los ojos —. ¿Nos dirás, Moony?

—Sirius, basta —Regulus se puso de pie y le lanzó a su hermano una mirada reprobatoria —. Ninguno de ustedes puede obligar a Remus a hablar si no quiere.

—Reg, no sirven de nada tus condenas constitucionales ahora, nosotros-

—¡No me refiero a una condena constitucional, idiota! —siseó Regulus, interrumpiendo el comentario anterior de su hermano.

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