Luz de Estrellas

Cap. 14: Ganadores y perdedores.

Hermione no se encontraba bien, Remus podía notarlo con solo mirarla, pero la niña era tan obstinada como su madre y, sin importar cuánto lo intentara, no hablaría con él hasta que ella quisiera. Remus no se lo reprochaba, sabía que su ahijada prefería tomar el asunto por las manos hasta que despejara su cabeza y luego hablaría con él; así era Hermione, maquinando con la mente de un adulto pero envuelta en el cuerpo de una niña de siete años. Y ese era el punto que Remus siempre tomaba en cuenta, su ahijada, incluso intentando funcionar como un adulto, seguía siendo una niña.

No era difícil saber cuál era el problema que atravesaban, incluso se preguntó si era buena idea llevársela a otro lugar el día del festival, pero Hermione se negó a faltar a la escuela e insistió en que Remus vaya. Él se arrepintió por completo de cumplir la petición de la niña en el momento que aparcó el auto en el estacionamiento y tuvieron una visión completa hacía el patio de la escuela, donde los profesores armaron varias secciones de juegos y algunos niños se encontraban acompañados de sus padres. Remus observó a Hermione todo el camino, pretendiendo que se encontraba interesado en las decoraciones espontaneas, en realidad estaba concentrado en el rostro pétreo de la niña.

Hermione sonreía cuando era debido, hablaba de ser necesario, pero no miraba más de tres segundos a los niños con sus padres y en su lugar prefería aferrarse a la carriola en la que se encontraba Teddy. Remus sentía un nudo en el pecho cada vez que la miraba y retenía todos sus impulsos de simplemente llevárselas.

Remus siguió las instrucciones de la profesora de Hermione y caminaron hacía la sección en el patio en el que participarían; era un juego sencillo, Remus tendría que caminar en un aro mientras Hermione tiraba de él con una soga. Competirían contra otros siete niños de distintas clases y el ganador del primer lugar se llevaría un premio; igual habría otros juegos, como saltar la soga, carreras de saco, tiro al blanco con pelotas y una carrera. El propósito de los juegos es afianzar las relaciones de los padres con los hijos, en todos ellos los tutores estarían involucrados y, después de los juegos, las profesoras organizaron un pequeño almuerzo para los niños.

Era la primera vez de Remus tratando con una actividad como aquella, James y Regulus ya estaban acostumbrados (al igual que Peter y Sirius, quienes no perdían la oportunidad de animar a sus sobrinos). En el fondo, Remus agradeció la experiencia y compañía, porque una vez llegaron a la sección del patio donde Hermione jugaría, Sirius ya estaba ahí, con una enorme sonrisa y una camiseta gris con una brillante "H" roja. Hermione se puso colorada de solo verlo comenzar a saltar.

—¡Seré tu porrista personal, Hermione! — Canturreó cuando llegaron a su lado.

—Gracias, Sirius... — murmuró la niña en respuesta, mirando en cualquier dirección que no sea él. Remus ahogó una carcajada y sonrió a su amigo.

—¿Cómo tuviste tiempo de hacer la camisa?

—Hay una ventaja en que dos de tus sobrinos tengan una H como inicial en sus nombres — respondió Sirius, mostrando los dientes al sonreír. Remus arqueó una ceja en su dirección y lo miró como si aún tuvieran once años.

Sirius apenas le prestó atención porque decidió tomar a Teddy en brazos y lanzarlo en el aire para hacerlo reír; el bebé abrió mucho los ojos y emitió un gran balbuceo en protesta, provocando que Hermione regañara a Sirius por hacerle eso a su hermanito. Remus suspiró con alivio, al parecer la presencia de Sirius ya estaba surtiendo efecto como distractor en el estado de ánimo de la niña.

—¡Remus! — llamó una voz aguda, Remus se dio la vuelta y recibió a una muy alegre Lily en sus brazos. —¡Que alegría verlos! — dijo ella, apartándose de Remus y dándole a Hermione unas cariñosas caricias en su cabeza. La gran panza de embarazo de Lily no le permitía inclinarse, así que apenas dobló las rodillas al saludar a Hermione.