Luz de Estrellas

Cap. 5: Resplandor Nacarado.

Remus ayudó a lavar los trastes cuando Sirius, Peter y Narcissa se fueron, siendo los últimos en hacerlo. La casa quedó en un estado pacífico que solo era perturbado por las voces de sus padres hablando en voz baja y aquello solo permitió que el cansancio de Remus se asentara más, ni si quiera se había dado cuento de lo agotado que se sentía hasta que volvió a tomar asiento en el sofá individual de la sala y sus ojos parpadearon pesadamente, tomando esa breve oportunidad para analizar la casa de sus padres.

Su mamá ya le había hablado sobre las nuevas decoraciones que querían hacer, pero Remus pensaba que al final ninguno de ellos quiso salirse de su zona de confort; los muebles se tapizaron con un café más oscuro y fueron acompañadas por el único color extravagante de la sala, la alfombra roja. En las paredes y la repisa sobre la chimenea había algunas fotos familiares, con un único marco dedicado solamente a sus abuelos. Remus suspiró con fuerza al verlos, era inevitable extrañarlos tanto cuando comía chocolate casero o tomaba un libro nuevo para leer. Aun podía recordar lo mucho que se apresuró a volver a Londres cuando sus padres le dijeron que el abuelo enfermó de gravedad, falleciendo solo tres días después de su hospitalización. La abuela no tardó en seguirlo solo un año después.

Encontrarse con esas memorias en Londres dificultaba sus visitas, pero una vez que se permitió sanar el máximo de tristeza, Remus se esforzaba en regresar con días de antelación y visitar a sus abuelos en el cementerio, después de todo, cuando decidió irse a Alemania, su abuela lo apoyó siempre y trató de hacer que sus padres entendieran su acción.

—Emy, Hermione ya se lavó los dientes y se acomodó en tu cama — informó Hope mientras bajaba las escaleras con Teddy en brazos. —, pero este pequeño no quiere dormirse.

—Teddy se resiste a dormir en las noches — dijo con cansancio, recibiendo al niño en sus brazos cuando su hermana se acercó a él. —. Igual iré a dormir, mañana será un día agotador.

—Tranquilo, papá y yo dijimos que te acompañaremos — dijo Hope con una sonrisa.

—Yo iré a recogerlos, cachorro. Me dieron permiso de salir temprano del trabajo — comentó su mamá acercándose a ellos con las manos húmedas, había terminado de enjuagar los trapos para limpiar.

—Gracias, les prometo que conseguiré un auto pronto — dijo Remus, algo apesadumbrado. Esa solo era una tarea más al montón que ahora tendría.

—Tonterías, nos das la excusa perfecta para conocer tu nueva casa — dijo su mamá, agitando la mano para restarle importancia. —. Ahora vayan los dos a la cama, no creo que puedan despertarse a tiempo si atrasan su periodo para dormir.

Remus soltó una carcajada cuando vio a Hope rodar los ojos y correr a las escaleras, él se demoró unos segundos mientras se despedía de su mamá con un beso en la mejilla. Su hermana lo estaba esperando arriba, con los brazos ocultos detrás de la espalda y balanceándose sobre sus talones.

—Es increíble que nos siga tratando como unos niños ¿no es así? — bromeó.

—No creo que eso vaya a cambiar mucho, Hope — dijo Remus —. Mamá nos ve como cachorros.

—¿Puedes creer que me arrulló cuando aparecí con la cabeza rapada?

—Mamá no está en contra de los cambios que decidas hacer en ti misma. Dice que es una forma de crecer.

—Lo sé, pero creo que desde entonces me recuerda más como un bebé.

—Tenías más cabello en ese entonces.

—Quizás — dijo Hope entre risas, deteniéndose cuando llegaron a la habitación de Remus. La puerta estaba abierta y ambos vieron a Hermione sentada con un libro en las manos. — ¿Quieres que los vigile un rato mientras te bañas?