Capitulo 24

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Yo odiaba demasiado al presidente, pero quizás ellos eran los más indicados para poner fin a la guerra.

Pero ¿Y si no?, ¿si los rebeldes tenían razón y esta información era su arma secreta como Sergio decía?

De una o de otra forma tendría que encontrarlo para hacer mi trabajo.

Todas esas situaciones estaban en mi mente y se apoderaron de mí. Fue fácil para Omar tomarme de la mano, jalarme y llevarme de ahí para seguir caminando por el sendero. Esta vez lo hicimos sin ninguna precaución, fue más como una huída, correr y correr hasta alejarse de aquel desastre.

Estuvimos alejándonos durante varios minutos. La adrenalina nuevamente me ayudó porque en condiciones normales yo no hubiese podido correr tanto, en cambio, lo hice como si fuese fuera la gran atleta olímpica. Mi acompañante hizo lo mismo, él tenía mucha mejor condición que yo, además de menos edad.

Al poco rato él me indicó que debíamos detenernos. El terreno seguía siendo llano, con algunos sectores de hierba y árboles que proporcionaban un poco de sombra. Estaba mos muy lejos de cualquier ciudad o de la civilización. Lo más cercano que alcanzaba a ver era un pueblo el cual ya lucía deshabitado. Supuse que por cuestión de la guerra habían tomado esa decisión los habitantes.

Giré a mi alrededor estando muy alerta por si algo pasaba, no me podía dar el lujo de bajar la guardia, como se dice, ni de relajarme, aunque aproveché ese lapso para descansar, mis piernas comenzaron a doler.

Omar comenzó a caminar en círculos como si intentará ubicarse, lo hizo por largos minutos pero noté que estaba alejándose un poco de mí a cada instante. Me preocupaba un poco no tenerlo a mi lado pues yo no sabría como salir de ahí en caso de una emergencia, así que lentamente me empecé a acercar más a él. Lo increíble fue que no se percató que yo iba a sus espaldas, él había sido muy cuidadoso y detallado a nivel visual.

Gracias a ese descuido pude darme cuenta que conversaba con alguien a través de un comunicador del cual yo no me había percatado hasta ese momento.

”Solo estoy dando vueltas, el terreno es peligroso. Deben venir inmediatamente o decirme hacia donde llevarla. No puedo retenerla por más tiempo.

Esas fueron las palabras que él dijo con un tono molesto y desesperado en el comunicador. Nuevamente el destino me había enseñado que no debía confiar en alguien, aparentemente ese joven trabajaba para una persona o varias que me querían ver y que me estaban esperando.

—¿A dónde carajo me llevas?—Le dije muy molesta mientras me acercaba a él para intentar intimidarlo.

Evidentemente él se sorprendió mucho al verme ahí, todo su plan se había venido abajo por un simple descuido.

Se quedó mudo, no sabía que responderme o que debía decir en ese momento para que yo no me enojara tanto, cosa qué fue inevitable

—Dime ¿Para quién trabajas realmente?—Tenía tantas ganas de golpearlo pero él retrocedió muy astutamente.—Ya decía yo que estabas siendo muy frío con tus compañeros.

Intenté acercarme a él nuevamente para golpearlo quería hacerlo hablar de una o de otra forma.

—Solo alguien verdaderamente inhumano se podría comportar de una manera tan fría.—Continúe con mis reclamos.—Incluso pude ver que los disfrutaste, solo algún psicópata o enemigo disfrutaría de eso… un momento… enemigo… ¡Trabajas para el gobierno! ¿Cierto?

—Tiene que calmarse.—Me dijo levantando las manos para evitar mis golpes.—En estos momentos soy su mejor opción.

Ahora comenzaba la etapa de negociación, aquel muchacho tenía un solo trabajo y eran llevarme hasta donde su jefe se la habían pedido. Si yo me iba, seguramente lo iban a castigar así que entendía completamente su postura para hacer lo que fuese y retenerme ahí. Eso incluía seguramente golpearme o inutilizarme. Viendo lo que había hecho y como se había comportado, no existía duda en que me pudiera hacer daño, así que ahora la que empezó a retroceder fue y yo, mientras pensaba en algún plan para escaparme.

La novia del presidente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora